prólogo

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Escapé como pude, corrí y corrí hasta no poder más.
Finalmente los sentimientos me derrumbaron.
¿Cómo se supondría que una niña de tan solo 11 años podría vivir como cualquier otra niña viendo lo que vió?Ver a mi madre desnuda, con los pechos sobre el comedor, disfrutando los tratos de ese hombre repugnante, con una asquerosa y gran barba despeinada. Él tomandola por la espalda, con los dedos enredados en la cabellera de mi madre y penetrandola como si no hubiese un mañana.

—mírame perra estúpida ¡MÍRAME! eres la próxima, así que ¡aprende!

Me tiré al pie de un árbol, no tenía a nadie con quién correr. Me puse a llorar como nunca lo había hecho, quería olvidar esa escena de mi mente, pero por más que me esforzara no lo lograba.
Ese momento me marcó y desde ahí supe que no iba a descansar hasta vengarme por el trauma que me había dejado ese infeliz...

flores MARCHITASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora