yeshua

primera parte

Importante: Primero que nada, recuerden que es ficción. El personaje de Yeshua es real, el nombre y las características. Yo he visto como él se comporta, más no sé cual es su problema. Mi mamá dice que TDAH, pero no sé. Algunas cosas son creadas por mi, como que habla. Porque al Yeshua real nunca lo he visto hacerlo.

Siente como la manta es tirada ligeramente hacia abajo. Unas manos pasa por sus regordetas mejillas, suaves y a la vez frías. Sabe que es Harry, porque sus anillos topan con su piel a veces. Es diciembre, hace frío y en las calles por la mañana hay neblina blancusca. Su padre, Louis, se queja de ella porque no lo deja ver su camino cuando los lleva al colegio. Sus hermanos y él se ríen de las groserías que su papá se inventa.

—Arriba, Ed. Vamos, corazón, tienes que ir a clases.

Hunde su rostro en la cama y gime. No quiere, aún se siente cansado, además su cama se siente calentita y sabe que si se para, se congelará todo.

—No quiero —se sube la sábana al rostro.

—Tienes que, Ed. Es tu primer día ahí.

—¿Y si los niños son malos también?

Harry sonríe, triste, viendo el miedo que su hijo tiene.

Hace una semana, tuvieron que ponerlo en otro colegio. Los niños del antiguo salón del niño rizado lo molestaban por ser "gordo". Ed no era gordo. Sólo sus cachetes y piernas eran más infladas que las de los demás, pero era todo. Aún así, los niños no desaprovecharon la oportunidad de molestar a alguien diferente a ellos. Louis le ha explicado cientos de veces que no debería preocuparse por su cuerpo, le dijo, que a su edad, él estaba igual y que si tuviera fotos, se las mostraría. Ni eso calmó al niño un poco.

—No, amor. Verás que ahí son diferentes. Además, estará Luisa —Edmond sonríe un poco al oír el nombre de su única amiga. Harry le hace un movimiento con la cabeza y él se pone de pie, con pereza—. No tardes o tu desayuno se enfriará.

Corre a su baño a asearse la cara y hacer sus necesidades. Hace todo lo necesario. Cuando sale del baño, su uniforme nuevo está en su cama, recién planchado por Louis. Hace una mueca al ver el escudo. Él en verdad tenía miedo de que sea igual, tenía miedo de que hasta Luisa se uniera a las burlas. Aunque... ella igual era rellenita.

Pasa el pantalón verde oscuro por sus piernas, evitando mirarlas. Lo mismo con su camisa, la pone por sobre su cabeza, sin voltear abajo, a su estómago apenas hinchado. Arregla su cabello, toma su mochila ordenada desde el día anterior y por último, su suéter favorito. Baja los escalones, uno por uno, lentamente. Escucha el ruido de Alexander, moviendo todo a su paso. Nic quejándose por eso y las gemelas riendo de ellos. Louis y Harry callan a los cuatro.

Deja su mochila al lado de la de sus hermanos, en el sillón. Ahora va a la cocina y cuando lo ven entrar, todos se callan. Se sienta en su lugar, y rápidamente un plato hondo es puesto frente a él. Su castaño padre le pone leche y cereal de colores. Temeroso, acepta la cuchara que Harry le da. Toma un poco del cereal y lo lleva a su boca, ahí es cuando el ruido de Alexander vuelve. Hablándole a sus padres sobre un programa de tatuajes que vio ayer por la noche.

—¿Qué tan noche? —Louis pregunta, sentándose en las piernas de Harry, con una taza entre sus pequeñas manos. El rizado rueda los ojos.

—Como a las do-

—Diez, creo —Nic se mete a la conversación.

—Oh, okey —el castaño encoge sus hombros, para seguir escuchando lo que su lorito decía.

Las gemelas balbucean por atención. Apenas tienen 7 meses y requieren mucha atención. Ed nota que están listas para ir a la guardería.

—Ed, cariño ¿ya casi? Es que... solo a ti te estamos esperando para irnos.