I was made for lovin you baby

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La marina ha estado pasando por una racha de éxito sorprendente este año; piratas, rebeldes y demás escoria que afectaba la tranquilidad de la sociedad se vio severamente aplastada por el peso de la justicia.
Cada mes bajaban más lo índices de delincuencia y con ello la captura de criminales aumentaba a niveles nunca antes atestiguados...
Incluso criminales de gran talla habían estado cayendo.
¿La razón? Los mandos de la marina habían reforzado sus fuerzas y, además, habían ideado un sistema un tanto peculiar:
Los criminales atrapados serían enviados a distintos destinos, la prisión ya no bastaría para adoctrinarlos, estos podrían ser enviados a campos de trabajo y de construcciones, serían sujetos de pruebas y experimentos para la rama científica del gobierno mundial, y por último (y tal vez la peor opción) serían regalados como esclavos personales a nobles y personal de la marina...
De esta manera los rumores correrían y el simple pensamiento de querer cometer algún acto ilegal o criminal sería algo que se pensaría dos veces.

En cierta base de la marina, aquel sistema de castigo se había deformado a tal punto en que los criminales que fueran a parar ahí eran prácticamente repartidos entre los soldados y dirigentes para el puro placer sexual; esto claro era algo que se mantenía en la indiferencia pues, después de todo, ¿Qué importaba la calidad de vida de aquella basura que solo provocaba problemas a la sociedad?
Cierto día en esa base de la armada, después de que se realizara una junta sobre temas de organización de vigilancia de zonas, un par de marines rubios discutían...

-Simplemente no creo que sea correcto, Doffy-balbuceo un rubio de cabello espeso y con un fleco que parecía cubrir ligeramente sus ojos color naranja.

-Vamos, Rocinante, ¿Qué hay de malo? Esas basuras dañaron a gente inocente, ¿Por qué habríamos de tenerles respeto?-terció el rubio cuyo cabello estaba recortado y ligeramente peinado en mechones puntiagudos. Este llevaba unas estilosas gafas de cristal rojo.

-Pero abusar de ellos, de esa forma...-dijo Rocinante poniéndose cada vez más incómodo al pensar en que cada día más soldados aprovechaban ese sistema y dejaban su moral por los suelos-, es un tanto injusto...

-Ja, que niño tan bueno eres, hermanito...-y este se detuvo un momento para estirar sus brazos-. Pero apuesto que, si en algún día de estos, traen a alguien que de verdad te guste aprovecharas la oportunidad... ¿Eh?

-¡¿Qué dices!? No... No... Claro que no, no lo creo-y el rubio llamado Rocinante se ruborizo mientras agitaba su mano derecha en gesto de negación.

-Claro... Espero que puedan traer a alguien que valga la pena, ya estoy harto de ver personas comunes y corrientes, no es divertido...-y se detuvieron ante un pizarrón donde estaban varios carteles de "Se busca".

Los hermanos observaron a los distintos sujetos.
Doflamingo señalo el cartel donde se exhibía la fotografía de un atractivo joven moreno que sonreía arrogantemente.
Tal criminal llevaba una especie de gorra blanca con puntos oscuros, parecía portar espada, un par de pendientes decoraban su oreja, lucía patillas y una pequeña perilla cubría su barba.

-Oh... A esto me refiero. Trafalgar Law... Mira que tremendo premio sería este altanero-declaro el rubio de gafas rojas-. Le daría tal lección que se le borraría esa traviesa sonrisa de su linda cara...

-Doffy... En verdad me asustas, ya van varias veces que dices cosas así sobre ese tipo. Parece que de verdad estas interesado en él...

-Nunca logramos atraparlo, en verdad que es escurridizo, ¿te lo has topado? A mí siempre se me escapa, el muy canalla.

-Sí lo he visto un par de veces, pero como dices, es ágil y sabe burlarse de uno, no olvidare como se burló de mí y mi tropa...-comento Rocinante mientras desviaba la vista del cartel.

Drop Out: ♥Quiero ser tuyo♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora