Me doy una bienvenida a una nueva viada en un nuevo distrito. Voy darles una introducción a mi vida, cuando pequeña siempre fui la numero uno, nunca me tocaba perder, tenia muchas amigas, unos padres que me amaban y calificaciones perfectas, a todos les agradaba y por lo general mucha gente quería conocerme, mi madre era medica y mi padre era un investigador, ambos tenían mucho éxito en sus oficios, yo era hija única, por lo tanto debía cargar con mi propio peso y mis padres solo debían darme amor a mi, no tenia de quien estar celosa. acerca de mi apariencia, mi pelo era castaño claro y mis ojos marrones, mi tes era blanca, no era extremadamente blanca, de hecho estaba algo quemadita debido a que pasaba mucho tiempo al sol. en resumen, mi vida era perfecta, salvo por un pequeño detalle.... el, el era el chico que me movía el piso, y en ese momento estaba enamorada, realmente no se el significado de alguien enamorado, supongo que cuando uno ama a alguien esta dispuesto a dar su alma y vida por esa persona, pero en ese momento era chiquita y estúpida y no sabia lo que era realmente la vida. volviendo a mi chico, el era la razón de mi sonrisa, era un chico de tes banca como la nieve al igual que su cabello, sus ojos eran de un color peculiar, eran color carmesí, si, lo se, esto esta sonando demasiado cursi, pero en ese momento el era mi príncipe azul, dah, su nombre era Rei Suzuya. bueno, no me culpo, tan solo era una niña cuando sucedió. Nuestra relación era bastante cercana y por la escuela había rumores de que el también se sentía atraído por mi.
Acababa de cumplir los seis años cuando mis padres murieron, en ese momento mi vida se derrumbo, no solo por el hecho de que era huérfana y debía vivir con mi tía en otro distrito, sino también porque eso implicaba cambiarme de escuela y perder al amor de mi vida, que tonta, dios, no puedo creer las cosas en las que pensaba.
Un mes mas tarde llego una carta de una de mis amigas del colegio al que iba, esta carta decía que mi querido príncipe había desaparecido, mi vida se volvió a hacer pedazos, había llegado mi momento de perder, perder a mis padres, perder a mis amigos, perder mi hogar, perder al amor de mi vida... lo único que había ganado era un lugar en la casa de mi tía borracha y toda la herencia de mis padres, si, era mucho, pero no pensaba gastarla hasta que sea necesario.
Años mas tarde, a mis 15 años, decidí que era el momento indicado para hacer algo de mi vida, así que decidí unirme al CCG y seguir con los pasos de mi padre, y un año mas tarde me mude con los ahorros que llevaba mas la herencia de mis padres a mi distrito natal, a mi antigua casa, al lugar donde podría volver a empezar una vida brillante después de todo lo malo, después de todas las lagrimas, después de todo el dolor, volvería a empezar una vida sin preocuparse, trabajando para ganar me la vida, en el lugar donde criare una familia y una nueva vida social.
Entre nuevamente al CCG, se me daba bien luchar con ghouls, aprendí mucho mas de lo que había aprendido en toda mi vida y para los 19 años ya era de segunda clase.
Este era un día como cualquiera, entre al trabajo con mi taza de café y una medialuna en la mano a la espera de mi compañero que me explicaría cuales serán los casos que vamos a trabajar. mientras esperaba tranquila, apoyada contra la pared de la recepción lo vi, vi a ese chico por el cual pude haber matado años atrás, lo vi diferente, ya no era el mismo chico adorable, ahora tenia un aspecto mas femenino, llevaba el pelo mas largo, sujetado con cinco hebillas formando el numero 13 en romano (XIII), sus ojos no habían cambiado, pero su piel estaba llena de marcar rojas que aparentaban ser de tela. Si, esta vez lo vi, lo vi y lo deje pasar, simulando que solo era otra delas muchas personas que entraban.
