Mi muñeca y yo

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 -Fran!

-Donde estas?

-Fraaaann?

Eso es lo último que recuerdo que dijo mi madre...

Desperté en una camilla, llena de quemaduras, todo mi cuerpo tenía cables.

Por un momento no recordé, ¿porque estaba cubierta con cables? o ¿porque estaba llena de quemaduras?.

Solo podía recordar gritos, y fuego, mucho fuego.

Pero de a poco iba recordando pequeños fragmentos de lo que había sucedido. Luego, recordé todo, esa noche había ido al circo porque mi mamá era la estrella del show, pero el acto salió mal. La carpa ardió en llamas, había demasiado humo, no podía ver, no hubo tiempo de pensar, solo empecé a correr, fue en ese momento cuando escuche a mamá gritar.

Eso es lo último que recuerdo.

Después del accidente, mi padre y yo nos fuimos de Italia porque era muy doloroso para él, ya que, todo allí nos hacía recordar a ella...

Queríamos empezar una nueva vida en otro país, en otro lugar muy distinto. Por eso elegimos Argentina.

Al principio, no estaba de acuerdo, pero luego entendí lo que sentía mi papá.

Nos fuimos a vivir a un chalet muy antiguo, tan antiguo que parecía abandonado, en un pueblo pequeño, que no desentonaba con el estilo de nuestro nuevo hogar, que, por cierto, ya odiaba.

Mi padre consiguió trabajo como miembro de la municipalidad de Funes, así se llamaba este extraño pueblito, gracias a ese empleo tuvimos una vida cómoda.

Pero nunca pensé que eso iba a ser un problema, hasta que mi padre se enamoró de una mujer, llamada Samantha. Ella tenía dos hijas, que para mi mayor suerte, eran gemelas. Sus nombres eran Beatriz y Patricia, tenían 17 años, sí, ya eran todas unas viejas malcriadas.

No pasó mucho tiempo, y ellas ya estaban bien "instaladas" en nuestra casa, papá la mayoría del tiempo estaba ocupado por su empleo o al tanto de los deseos de su esposa e hijastras, que eran muy caprichosas y materialistas, mientras que yo, era totalmente invisible...

¡Ah! Me olvidaba que a todo esto no me presente, soy Franccesca Abbattini, vengo de Europa y tengo 9 años.

Me apasiona el piano, sueño con tocar en público, bueno, ya lo hago, pero no creo que mis únicos tres muñecos sean considerados un buen público, aún así, mantengo mis expectativas, no quiero deprimirme más, demasiado ya tengo con mi nueva "familia".

No es que me guste limpiar o hacer las tareas de la casa, pero como nadie más lo hace, no tengo otra opción. No me gustaría que mi hogar se convirtiera en un basurero...

En la escuela...no tengo amigos, tampoco no soy destacada, pero cumplo con todos los deberes, y eso me es suficiente para aprobar. En cambio, mis hermanastras son vagas e irresponsables, pero nadie les dice nada... ni siquiera mi padre deja de entregarles obsequios cuando ni siquiera se lo merecen.

Ellas, se encargan de hacerme la vida imposible, si, todos los benditos días...¡ya no las aguanto más! ¡La semana pasada ni siquiera recordaron mi cumpleaños! Sí, ni siquiera un - Feliz cumple Fran...-. Eso me hizo daño, y mucho, pero no quería llorar, entonces, saqué todos mis ahorros y me fuí a recorrer el pueblo, a ver que podía auto-regalarme en mi día.

Llevaba, más o menos, media hora caminando por el campo, ya que recorrí todas las calles y no encontré absolutamente nada que me gustara, dada la situación, seguí recorriendo un poco más, lo que menos deseaba era volver a mi casa. De la nada, ví una pequeña estructura que nunca había visto antes, era la humilde casa de alguien, o lo había sido, pero estaba ahí. No sé exactamente porqué, pero decidí acercarme. Me sorprendí, bastante, solo había un hombre en la casa, y este vestía ropa muy desgastada y desalineada, pero aún así, mi curiosidad no bajó ni un poquito...

Mi muñeca y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora