1

84 17 3
                                    

--- Hasta luego, hyung- se despidió Jungkook, tomando su saco del perchero en la entrada

--- Adiós Kookie, ve con cuidado- contestó Jin asomándose desde la cocina

--- No cierre tarde, recuerde que eso lo envejece más rápido.

Una leve sonrisa salió en el rostro de Jin, contagiando al menor, este salió del local despidiéndose con la mano.

Como su rutina de cada noche, Jin limpió todas las mesas y recogió las velas que estaban sobre estas, trayendo una nueva que colocó como todas las noches en la última mesa al lado de la barra, sentándose en la misma donde lo esperaba un libro el cuál leyó hasta que la campana que avisaba un nuevo cliente lo interrumpió.

Un hombre con cubre bocas y el flequillo negro cubriendo sus ojos entró tranquilamente al lugar, sin dudarlo caminó a la mesa con la única vela encendida, sentándose a esperar que la única persona que lo acompañaba hiciera la misma acción de siempre.

Jin se levantó dejando su libro en la mesa, caminó detrás de la barra donde preparó el café para el chico que recién llegaba. Terminó su tarea y caminó devuelta a su lugar, dejando la taza frente al pelinegro .

Todo estaba en silencio, el hombre tomaba su cafépequeños sorbos, mientras el castaño frente a el continuaba con su lectura. Cuando este término hasta la última gota de café, levantó su mirada, encontrándose con la del castaño, que sonreía alzando levemente las comisuras de sus labios.

El castaño dejo su libro a un lado, prestando toda su atención al chico frente a el.

— ¿Porque sigues haciendo esto?- rompió el silencio el pelinegro, aún con el cubre bocas puesto

— No sé a qué te refieres.

— Claro que lo sabes, pero prefieres ignorarlo.

— ¿Podemos dejar de hablar de esto?- la incomodidad empezaba a crecer para Jin, quien de ninguna manera quería continuar con esa conversación.

— ¿Cómo has estado?- prefirió cambiar el tema

— Igual que siempre, pero extraño poder verte a todas horas- aunque no podía verlo, sabía que detrás de ese cubrebocas salió una leve sonrisa por el tierno puchero que hizo.

— Tienes fotos mías, es casi lo mismo.

— Claro que no, extraño regañarte porque dejas todo regado.

— Ahora dices eso, pero antes casi me sacabas a patadas de casa por no poner la ropa sucia donde va.

La risa de ambos se escuchó en el vacío lugar. En su momento esos temas provocaban discusiones, pero ahora sólo podían recordarlas como unas divertidas anécdotas.

--- ¿Recuerdas a ese chico? ¿Kai? Hoy vino en la hora del almuerzo, empezó a hacerme platica y sugirió que tuviéramos una cita- comentó el castaño mientras su mirada se dirigía a ninguna parte en específico.

--- Deberías aceptar, siempre te miró con ojos de enamorado.

--- Si, sabes que eso no va a pasar- sus comisuras se elevaron con incomodidad- Supuse que dirías eso, pero lo rechace dejando en claro que no tenía ningún interés en el.

--- Jinnie, ya pasó un año, es hora de voltear página.

--- Siempre utilizas ese apodo cuándo tratas de convencerme de algo- a su mente llegó el recuerdo que atesoraba con todo su amor- Usaste ese mismo apodo cuándo me pediste matrimonio.

--- Tenía que utilizar todas mis estrategias, soy un hombre bien preparado.

--- Aún sin ese apodo, mi respuesta siempre será la misma y lo sabes.

--- Claro que lo sé, pero como dije, no perdía nada con intentarlo- recargo su rostro en el dorso de su mano, admirando el lugar- No ha cambiado nada.

--- Siempre te gustó esta decoración, ¿Porque debería cambiarla?

--- Soy un buen decorador de interiores, que quieres que diga.

La sonrisa nostálgica jamás desapareció del rostro de Seokjin, quién veía a su acompañante con ojos de amor, como todas las noches.

Así permanecieron por casi una hora, cuando el pelinegro paro su hablar al escuchar una leve campanada por parte del reloj del lugar, indicando que ya era la una.

— Es hora de irme- pronunció cuando el reloj paró de sonar. 

— Quédate un poco más.

— Sabes que no puedo, tienes que dormir. Mereces descansar...

Seokjin no sabía a quien iban dirigidas esas últimas palabras, pero volteó a ver a su chico que ahora se encontraba a su lado.

Este acarició su mejilla delicadamente, bajó el cubrebocas e inclinandose dejo un suave beso en la frente del castaño, quien cerró los ojos para poder sentirlo mejor.

--- Regresare mañana, lo sabes

— Yoongi, por favor...

— Hasta mañana, Jin.

No hacía falta que Jin volteara, sabía que el chico ya no estaba con el.

Sin levantarse de su lugar, tomó su celular del bolsillo de su pantalón, abrió el navegador y como todas las noches este tenía como página principal la misma notícia.

El actor de 27 años, Min Yoongi, sufrió un aparatoso accidente de tránsito esta noche cerca de la una de la madrugada, acabando con su vida y la de tres personas más.
El accidente fue provocado por una distracción del conductor del auto contra el que impacto el actor.
El actor estaba en planes de casarse con el joven de 30 años, Kim Seokjin, lamentamos su perdida y les ofrecemos nuestras más sinceras condolencias a el y toda su familia.


Y como llevaba haciendo desde hace un año, dejo que la vela sobre la mesa se consumiera mientras observaba el anillo en su dedo y pequeñas lágrimas salían por sus ojos, como todas las noches, se torturó viendo su galería de fotos con las múltiples fotografías que tenía junto a su prometido, siempre terminando en la última que este le envió antes del accidente.

Esta mostraba al pelinegro listo para irse del set después de un largo día de grabación, su rostro se mostraba limpio pues recién le habían quitado el maquillaje, había bajado su cubrebocas hasta dejarlo en su barbilla y poder mostrar su tierna gummy smile para la foto, llevaba el saco que Jin le regalo en su primer aniversario y su manos hacían una señal de V.

Seokjin sonrió con las lágrimas recorriendo sus mejillas, deseando poder acariciar el bello rosotro de su chico por última vez.

La vela alumbró antes de consumirse por completo  a un castaño dormido sobre la mesa, con el libro como almohada, frente a la taza aún llena de café frío, soñando en poder encontrase con Min Yoongi una vez más y poder decirle cuanto lo amaba, cuánto lo extrañaba y poder volver a beber una taza de café junto a él.

Coffe [Sujin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora