El Ángel de los deseos

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Dedicado a:

fran_lectora

Y

pandita_26

Espero que lo disfruten.


Era una tarea bastante sencilla en comparación a la que le habían dado a sus hermanos y hermanas, solo tendría que bajar al polvoriento, descuidado, un tanto oscuro y abandonado sótano.

Simple.

Sencillo.

Para nada aterrador.

Y puede que si el rubio les comentara a sus hermanas y hermanos que tenia un poco(solo un poquito) de terror por bajar allí, seguramente estos se reirían de él y no pararían de humillarlo.

Y obviamente su inmaduro padre les seguiría la corriente.

Por lo que uno de los mayores de los Solace se limitó a callar sobre su tonto miedo a la oscuridad y, armándose de valor, bajo las crujientes escaleras hacia el sótano.

Cuando llegó al piso, trató de no inspirar el polvoriento aire y comenzó a barrer el piso de madera con la escoba que una de sus hermanas le había lanzado al darle la misión de bajar allí.

Cuando terminó,  levantó la mirada del piso y con esta comenzó a buscar algún trapo para quitarle el polvo a los muebles y objetos, los cuales se notaban intactos desde hacia años.

Cuando al fin encontró un trapo un poco comido por las polillas, se dedicó a restregarlo por los muebles y objetos antiguos.

Recordó con melancolía cuando él, su padre y sus hermanas y hermanos se habían mudado allí. Su madre, una preciosa y fuerte mujer de ojos grises y largos cabellos rubios, había fallecido por leucemia días antes del cumpleaños de su hermano menor. Su padre, un alto hombre de dorada cabellera y ojos zafiros, unos cuantos años menor que su madre, quien antes de la muerte de su exnovia y madre de sus hijos había estado viviendo en Grecia, se vio obligado a volver a Estados Unidos para hacerse cargo de sus hijos.

Siendo sinceros, al principio Apolo, su padre, era un verdadero desastre. Por lo que los mayores se hacían cargo hasta de cocinar, pero a medida que fueron pasando los años logró aprender a cuidar de seis niños y cinco niñas y ahora lo manejaba fácilmente.

El caso es que, Apolo, viendo a sus hijos tan deprimidos por la muerte de su madre, decidió alejarlos de su antigua casa para llenarlos a vivir a otro lugar.

Algunos se negaron y otros festejaron, pero terminaron mudándose.

Will volvió a la realidad cuando su pie chocó accidentalmente con una pequeña esfera metálica. Extrañado, la tomó entre sus manos para luego observarla. La esfera era de color plateado, tenía un extraño símbolo y debajo de este había una inscripción: Παρακολουθήστε τις επιθυμίες σας*1

El ojiazul se encogió de hombros y comenzó a pasar cuidadosamente el trapo sobre la esfera, al hacerlo, sintió que accidentalmente presionaba un botón y la esfera comenzó a temblar entre sus manos.

El de dorados cabellos soltó la inquieta esfera, la cual se había vuelto tan fría que llegaba a quemar, y se alejó un poco, cerrando los ojos por mera costumbre.

Se escuchó un ruido y liego el silencio invadió el lugar.

– ¿Vas a abrir los ojos o debo esperar a que alguien más lo haga?– Preguntó una suave voz, causando que Will se sobresalta se al punto de pegar un pequeño brinco sin moverse de su lugar.

Deseos[one-shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora