FURCHT

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Día 3: Temores

«A veces por la noche dormía con los ojos abiertos, bajo un cielo golpeado de estrellas. Yo estaba vivo entonces».


—Albert Camus, Return to Tipas Return to Tipas

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—f u r c h t—

La manija de la puerta se movió suavemente.
Un grito de silencio fue lo único que logró escuchar al llegar a casa.

Vacío.

Cansado después del trabajo, echó su suéter al sofá. Las llaves las dejó colgadas como siempre.

¿Tenía hambre? ¿O era la misma sensación de melancolía?

No tenía la menor idea.

Se dejó resbalar en la inestable silla de madera, como si un peso le robara el aliento. Ladeó la cabeza y no dejó de mirar las agujas del tan puntual reloj de la sala.

¿Por qué el tiempo no se detiene?

Todo este tiempo se había preguntado por qué las estrellas cambiaban de dirección, dejaban su constelación y se comportaban de manera egoísta con las demás estrellas; quebrando su alineación en el cielo.
Lamentablemente nunca había encontrado respuesta alguna a su tan rebuscada cuestión.


La escasa luz que se camuflaba por una de las pequeñas ventanas transparentes hacía notar la falta de interés del, ahora, desordenado pelirrojo.

Su cuarto estaba sucio y desacomodado, como si una guerra hubiese dejado huellas de antaño. Hace unos años no se habría imaginado a si mismo haber estado en una situación como en la que se encontraba. Y lo peor de todo es que actualmente, no le importaba.

No le importaban tantas cosas, no le importaba nada, al menos no desde que dejó de sentir, desde que dejó de soñar.

Pestañeó más de ocho veces, sentía que sus ojos le picaban.
Y entonces lo notó, pudo apreciar cómo una lagrima había resbalado rápidamente de sus orbes. Inmediatamente la borro con sus pálidas manos.

Odiaba sentirse frágil, odiaba no poder hacer nada, odiaba no poder auto salvarse.

Odiaba tener miedo.

Tener miedo a recordar,
tener miedo a llorar.


Tenerle miedo al miedo.

Cerró los ojos, e intento desviarse de la travesía depresiva de la que se encontraba esclavo. No podía ir muy lejos porque aún no sé sentía semejante a una estrella fuerte y brillante, que alumbraba la oscuridad. No obstante, logró desconectarse del tiempo unos segundos.

Era una costumbre, era un circulo vicioso sin salida.

Y ahí estaba él, como todos los viernes que salía temprano del trabajo.
Y ahí estaba él, divagando en el recuerdo profundo de un mar sin fondo.

¿Cuándo pasó eso?, ¿es que los años se despiden de forma tan efímera?

Aún podía despolvar las ligeras visiones de su juventud. Aquellas etapas que en algún momento te dirán adiós sin siquiera advertirte, y se irán, se llevaran tus años; te dejaran completamente solo.

«—¿Qué es vivir para ti?»

Ah.
Aun recordaba aquella pregunta.

Si tan solo la hubiera respondido tal vez nada de esto estuviera pasando, tal vez aún encontraría sentido a su vida.

«—No puedes entender esto, ¿cómo voy a decirlo si sé que estoy aquí solo por la ambición de mi padre?»

Se miraba al espejo y solo veía una penosa silueta.


«—Todoroki-kun, no te dejes vencer por tus fantasmas, no dejes que te derrote un capricho contra tu padre, no dejes que tu familia limite tu futuro, se fuerte; persevera.»

Quería oír nuevamente esas palabras de aliento salidas de la boca de Izuku.

Pensaba incontables veces, ¿en qué estaba tan ocupado?, ¿qué es lo que hacía en esos tiempos?, ¿por qué tuvo miedo de hacerle caso a Midoriya?

«—Incluso si no entiendo bien tu sufrimiento, dalo todo»

¿Es que acaso su pesar era tan grande?, ¿por qué los problemas de aquel entonces los veía tan insignificantes a estas alturas?

No sé por que, pero me siento estafado de mi propia vida

Habría querido elegir bien, porque actualmente sabía que, tarde o temprano lo que uno haya hecho será lo que uno quiere ser.

Él no deseaba eso, ¿qué había hecho?, ¿podría existir dolor más colosal que arrepentirse por algo que nunca podrá revertirse?

Incluso, si la lluvia deja de caer para no dañarte, los pétalos de una rosa te pueden hacer sangrar.


Todoroki sacó el anillo que tenía en el bolsillo izquierdo de su pantalón. Lo miro con impotencia, los recuerdos eran más tristes ahora.

¿Por qué no le propuso matrimonio a Deku?, ¿por qué no pudo controlar su rebeldía y no verse ridículo actualmente?

No sabía nada. Tantas preguntas solo harían que su cabeza explotara.
Solo tenía cuatro cosas en claro.

Odiaba tenerle miedo al miedo,
odiaba ser rechazado,
odiaba haber dramatizado toda su juventud,
porque al final los problemas;
Son solamente, problemas.


—Quiero mis años de regreso.

Los feos años de ser un idiota.


—Quiero mis 16 de vuelta.

Feas verdades.


—Quiero a Izuku junto a mi y lejos de Bakugō

Un héroe que no logré aprovechar por la ciega mentira.


—Quiero retroceder el tiempo.

Amar la vida y desdeñar las dificultades.


—Quiero ser yo y volver a soñar.



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Fue un pequeño Drabble, algo angst(?)
Espero les haya gustado.

Todos los créditos están en la descripción.

Gracias por leer.

F u r c h t   [TodoDeku] | Drabble |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora