Hace unos días que mi compañero de departamento se comporta de forma extraña, casi no lo veo. Bueno, no es que nos veamos mucho en realidad, nuestros horarios son muy diferentes y hasta desayunamos y comemos en diferentes tiempos. Pero estos últimos días no lo he visto para nada, tampoco puedo enviarle un mensaje o llamarlo porque mi celular se rompió.
Paso frente a su puerta en mi camino hacia la cocina y puedo oír la tele prendida, y en las noches cuando termino de cenar y me voy a dormir puedo escucharlo salir de su cuarto y dirigirse a la cocina. Escucho las puertas, el sonido de las alacenas, puedo escucharlo ir al baño y tirar la cadena o el sonido de la ducha.
No piensen que no me interesa si tiene algún problema personal, de hecho fui hasta su puerta para ver si quería cocinar algo y salir a algún bar pero no me respondió. Debe estar durmiendo, pensé, y me fui. Más tarde lo escucho salir del departamento y volver al rato.
Ya pasó una semana.
Esta mañana fui a la cocina para desayunar un buen café con tostadas y por fin lo encontré. Tenía una valija a sus pies y me saludó muy alegre. Totalmente desconcertado le pregunté por qué había estado actuando tan raro y él me respondió:
¿De qué estás hablando? ¡Te dejé un mensaje en tu celular diciéndote que me iba a la casa de mis padres por una semana!