P A S T

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☀  Me paseo por el bosque tratando de encontrar el camino de vuelta hacia las cabañas. Me maldigo por haberme separado del grupo, pero ya no soportaba ver a Karma y Gakushuu-san tan cariñosos entre sí.

  Repentinamente escucho unas risas, y me detengo en seco. Reconozco quienes son, por supuesto, pero hubiera deseado jamás encontrarlos.

  Miro de donde provienen aquellos sonidos, y me reafirmo que son mi estúpido hermano y su casi novia. Suspiro molesto y sigo mi camino, cuando choco con alguien, golpeándome en la nariz.

— Eso dolió... — Me sobo el lugar adolorido y levanto un poco la mirada, encontrándome con el representante de clase.

— Deberías fijarte más, enano.— Alzo la ceja un poco, impresionado de su valentía, y luego sonrío sin más.

En este momento no estoy con Karma para salvarlo.

Sin hacerme muchos problemas dirijo mi puño a su nariz, y escucho un pequeño crujido. ¿Me habré pasado?. Bah, no me importa. Pongo mi mano en su boca para tapar el grito que soltaría, y siento unos dientes.

Me mordió.

Río levemente y mi rodilla se estampa en su entrepierna. Escucho el gemido de dolor ahogado por mi mano, la cual sigue mordiendo como si su vida dependiera de ello. La saco importándome poco si me hago daño, y lo tiro hacia atrás levemente, a lo que él cae de golpe.

— Recuerda. Karma es el único que te salva de que no te mate, así que no te atrevas a encararme otra vez.— Me voy de allí, dejándolo tirado mientras se retuerce del dolor.

Al llegar después de minutos vagando por aquí y allá, Karma ya está en la cabaña, sólo. Sonrío realmente feliz.

Tomo aire y hago que salgan las lágrimas de cocodrilo, para luego acercarme a él rápidamente y abrazarlo, comenzando a contar lo que ocurrió con Isogai, con la ligera diferencia de que a mi manera. ☀

Al llegar el mañanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora