La pianista

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Movía los dedos rápida,

ágil,

fuerte.

Las notas sonaban,

desordenadas,

como hormigas,

corriendo,

las lágrimas inundaban su rostro,

los dedos empezaban a doler.

Un error,

tras otro,

tras otro,

un fracaso,

reencarnado en pianista.

"lo que mas tarde descubrió,

es que no hay manera de 

estar en las alturas de las expectativas,

que tienen los demás 

si creen que uno es un genio."

pero aún,

si las expectativas te las pones tú

por los cielos,

y peor,

si tu te crees el genio.

Y no lo eres,

ni lo serás,

porque no has nacido así,

no lo has hecho,

se siente.

Te jodes.

Movía los dedos,

rápida,

ágil,

fuerte,

segura.

Las notas sonaban 

desordenadas,

descontroladas.

Crescendo,

piano súbito,

legato,

legatamente duro.

Su garganta se desgarró en un grito.

Sus dedos pararon,

adormilados,

reposaron sobre las teclas,

del piano desafinado.

Una orquesta rota.

El metrónomo sonaba,

llenando el silencio.

Haciendo resonar la tapa del piano de cola,.

Miles de lágrimas abordaron sus mejillas.

Le temblaban las espaldas.

La rabia le invadía cada parte de su cuerpo.

La sensación de incapacidad

era demasiado para ella.

La incapacidad de no ser lo que uno quiere.

Que horrible sensación.

Un nudo en la garganta

imposible de tragar.

Dolor en los dedos.

El metrónomo sigue sonando.

A la nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora