Tonta curiosidad

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Estábamos en la limosina, todo como siempre. Todos hacían lo mismo de siempre: Ayato viendo "discretamente" el celular de Laito (hasta el pervetido le hacia su celular de lado para que Ayato lo viera), Kanato hablando con su peluche, Laito hablando por mensajes en el celular, Reiji sólo los miraba, Shu estaba dormido a lado mío, Yui viendo a Ayato, y yo estaba evitandolos, mirando a la ventana pensando en lo que pasó.

Fue molesto y aun lo es cada vez que veo a Laito recuerdo su "escena" con el idol. Me molesto de cierta forma que no me explico el por qué, solo quiero golpear a Laito. Pienso que tal vez sea para que reaccioné y vea que esta mal, no por ser hombres los dos, sino por que es uno de los odiosos Mukami. En especial ese, el cuál me molesta más que los demás. Kou Mukami.

Cuando llegamos a la mansión, cada quien fue a su lugar de siempre, Shu fue a dormir en algún lado de la casa, Kanato fue a tomar el té con Teddy, Yui se fue a esconder a su cuarto, Ayato fue con Laito a su cuarto (últimamente están muy juntos) y Reiji fue a hablar por teléfono (con quien parecía ser Ruki). Yo solo me encerré en mi cuarto y aprecié la luna que estaba tan hermosa, era luna llena, aquello me causaba tranquilidad. Estaba tan tranquilo... Hasta que ellos llegaron.  Su asqueroso olor se esparcía, escuche sus voces y sentí su presencia. Los Mukami.

No sé como llegamos a esto, todos se llevan bien desde hace varios meses, en donde Laito y Kou se veían demasiado. Hasta Kanato convive algo "mejor" con Azusa.

No lo tolere más y salí al patio a ver mis rosas. Nuestro patío es grande por ello estuve caminando y apreciando; las rosas y la luna eran una hermosa combinación, esto sería perfecto para una de esas citas amorosas, aunque para mi, no es más que algo que me tranquilizaba en momentos de molestia (como este).

Estaba tan concentrado en mis pensamientos que no me di cuenta cuanto tiempo estuve ahí. Me encantaba estar con esa tranquilidad, es algo que muy pocos lo aprecian. Pasaron los minutos y la peste no se iba.

Decidí caminar por otro lado cerca de la fuente. Así que caminé por los rosales cerca de la torre. Donde los recuerdos siempre regresan.

En ese momento escuché sollozos o más bien lloriqueos. Y sentí esa peste, uno de ellos estaba aquí. Él está aquí.

Efectivamente era él, Mukami Kou. Estaba sentado sobre el suelo  lloriqueando. Pude ver cuando se percató de mi presencia, se limpió las lágrimas y formó una sonrisa (Qué bipolar o más bien hipócrita).

–Hola Subaru-kun~

–Tks, ¿Qué quieres?

–Nada solo venía a ver las rosas... –intento disimular su mirada triste mirando hacía algunas de las rosas aún sin abrir– son hermosas.

–Ajá–hubo un silencio algo tenso y pesado. Estaba por ir me pero algo me detuvo. La curiosidad. Normalmente no me interesaría los problemas de mis hermanos y mucho menos de la peste, pero está vez me llamo la atención de que uno de ellos lloraba, eso no lo vez del diario (más siendo él quien siempre tiene un sonrisa gatuna) así formando mi curiosidad– ¿Porqué llorabas?

–Aw, que lindo, Subaru-kun~ se preocupa por mi.

Su sonrisa de burla me  molestó.

–¿Eh?¿Lindo? ¿Sabes qué? olvídalo, no me importa.

Empecé a caminar hacia otro lado dejando al Mukami solo, pero su voz me detuvo. Y me sorprendió.

–Laito rompió conmigo– dijo con voz quebrada y con una lágrima rebelde saliendo.

–¿Qué? – ¿A acaso escuche bien? Si bien no me sorprende tanto que estuvieran saliendo, lo que siera el hecho de que él estuviera llorando por un zorro que es obvio que te puede engañar

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⏰ Última actualización: Aug 26, 2020 ⏰

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