No es un placer conocerte.

2.4K 179 26
                                    

—Es un imbécil! —volvió a sollozar Betty.

Lauren se encontraba con su gran grupo de amigas en la cafetería de su escuela. El bullicio llenaba el lugar y el olor a comida abundaba. La chica estaba consolando a Betty, la pobre había caído en las redes de uno de los mujeriegos más codiciados de Whitney High School: Leo Brewer. 

Lauren no recordaba un lunes en donde no hubiera una chica con el corazón roto por él o por su banda de cavernícolas, como le gustaba decirles a Lauren y sus amigas. Todos ellos buscaban una sola cosa: alcohol y sexo. No les importaba nada más. Siempre querían llamar la atención y, aunque todas las adolescentes conocían su fama, caían igual. 

—Nosotras te advertimos, pero no nos quisiste escuchar -le dijo Victoria mientras negaba con su cabeza. 

Lauren le fulminó con la mirada. No era momento de decir te lo dije, había que ayudarla a sanar y a olvidar a ese idiota con lindo cabello. La castaña lo odiaba, lo odiaba con todas sus fuerzas. ¿Cómo podía ser que a alguien pudiese gustarle? ¿Es que acaso solamente se fijaban el físico? Ella siguió abrazando a Betty en cuánto los reyes de Roma aparecieron.

Siempre haciendo lío, la banda de Leo entró en la cafetería ríendo y cantando las canciones de la hinchada del equipo de fútbol. Lo gracioso era que ellos no pertenecían a él, tan solo se rodeaban de los jugadores para poder estar con las animadoras. Y al final terminaban siendo más populares que ellos. Bueno, estaba ese flacucho pelirrojo que era amigo de Leo y pertenecía al equipo pero nunca jugaba y nadie sabía su nombre, siempre quedaba opacado por los mastodontes de sus amigos. Lauren ni siquiera sabía su nombre, sólo sabía que estaba muy enamorado de su amiga Ashley, eso siempre lo dejaba muy claro. Literalmente, eran quienes gobernaban Whitney High. Lauren no pudo evitar rodar los ojos ante la cantidad de miradas femeninas que atrajeron. 

—¿Alguna vez podrían entrar como gente normal? No sé cómo la gente los soporta —bufó Ashley, mirando con mala cara.

—Si los dejamos de mirar, quizá se sientan un poco menos populares -comentó burlona Lauren y volvió a comer su almuerzo.

Betty alzó la cabeza de los pañuelos y enfocó la mirada en el castaño. Lauren pudo ver determinación en sus ojos justo antes de que se levantara para ir en busca de él. 

—¡¡Betty, no!! —dijeron a coro las chicas. Pero ya era tarde, la morena ya estaba parada en frente del chico y no dudó en pegarle una cachetada. Un "Uhh" se escuchó en todo el lugar. Leo enarcó una ceja.

—¿Estás loca? —exclamó el chico, tocándose la mandíbula. Luego se dirigió hacía su grupo—. ¡Luego que por qué las dejo! —dijo en tono de chiste y todos se ríeron. 

¡Se estaban riendo de la pobre Betty! Lauren no podía quedarse de brazos cruzados, tenía que salir a rescatarla. 

—Lauren —le advirtió su amiga Tania—. Puedo ver lo que estás pensando pero te advierto que...

Ella no la escuchó y sólo se levantó a colocarse delante de Betty. Con las manos en las caderas, le plantó frente al idiota Brewer con el ceño fruncido. 

—¡Leo! —le dijo uno de sus amigos. Billy, si no recordaba mal—. ¿A cuántas dejaste insatisfechas el fin de semana? 

La carcajada colectiva volvió a retumbar en el gran grupo y Lauren tuvo que tomar aire para no estallar. 

—¿Es necesario este circo? —le dijo alzando una ceja—. ¿Tan necesitado estás de atención que no puedes simplemente dejarlo estar?

—¿Y tú eres...? —Leo la miró como si no supiese de dónde salió, como si fuera insignificante. Eso a Lauren la enfadó aún más.

Los desconocidos no mienten © [LANM 0.5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora