El día es nublado en parte, a pesar que son las 10 de la mañana no se alcanza a sentir la brisa mañanera solo se puede sentir la humedad que recorre mi cuerpo en forma de sudor, el sol meda picazón en la piel y los pies me duelen de tanto caminar, a mi derecha Erick mi mejor amigo, toma una bebida de cola que compro en una tienda a la vuelta de la esquina, a mi izquierda Javi, un chico que ha estado conmigo desde que a su familia y a la mía la mudaron al suroeste Mexicano por decisiones de la empresa en la que trabajan nuestro padres a una ciudad llamada Mérida.
Los recuerdos de esa época son escasos a pesar de que ya pasaron más de 14 años, es curioso como uno recuerda las cosas difuminada mente a la edad de 3 años, yo vivía en Baja California, pero apenas y tengo vagos recuerdos de cómo era mi vida allá.
Y aquí estamos ahora, en una plaza abandonada por la gente en la mañana, con todos los locales de comida gourmet cerrados y lo único abierto un Wal-Mart. Mis padres muy rara vez me prestan el carro, a pesar de que ya tengo 17 años y me pagaron un curso para aprender a manejar, mi papá no quiere que saque el permiso de conducir puesto que él no tiene tiempo para hacer los tramites conmigo.
Pero aun así me lo prestaron para que pudiera venir con mis amigos a comprar las cosas de la fiesta que daré en mi casa, raro ya que a ellos no les gusta dejarme solo y menos no saber dónde estoy o que hago. Erick es el mayor de todos, ya tiene 18 años y cuenta con sus identificaciones que lo acredita como mayor de edad, claro que no lo aparenta, tiene cara de niño es de piel morena con un toque de dorado, pesa como alrededor de 100 kilos, pero por su estatura de 1.76 y sus ropas holgada y casuales que siempre usa no lo aparenta, pero es conveniente que él nos acompañe ya que con sus credenciales podemos comprar alcohol y demás cosas.
Javi es de mi edad, pero no lo aparenta ya que el mide 1.74 y tiene los músculos bien marcados de tanta calistenia que hace, una piel blanca como la de un extranjero de Europa y una cara de adulto que solo a nosotros nos da envidia además de contar con una voz gruesa y bien entonada.
Yo de 1.78 deestatura, con mis músculos y figura entonados por el tenis que práctico y lapiel morena de tanto sol que me ha dado a lo largo de los años. Y aquí estamoslos tres, en un pasillo blanco bien iluminado viendo que Sabritas y quebotellas de alcohol daremos en la noche de mañana, la fiesta que organizamosserá grande, más de 100 personas confirmadas, la fiesta en la que toda migeneración de asistirá, no sé cómo lo hice, pero logré convencer a mis papas deque se fueran unos días de vacaciones a Cancún y que me dejaran hacer unafiesta mañana, está claro que ya me ven como una persona suficientemente adultapara poder cuidar de mí mismo y de tomas las mejores decisiones

ESTÁS LEYENDO
El juego de una era
FantasyDaniel un adolescente con preocupaciones de adolescentes y una vida tranquila, da un giro de 180° cuando organiza una fiesta en su casa y conoce a Mayra y Santiago, 2 chicos serios que solo había visto antes en sus sueños. Sueños en los que ellos de...