La Bidah...

Quien lo diría...

Ya todos saben actualmente quien soy, así que este medio para descargarme anónimamente no sirve más... En inicio, esto solo será actualizado porque necesito preguntarle algo a la nada misma que es este "diario" que nadie conoce: ¿Como se hace para no aferrarse a las personas?
Es algo que me he preguntado por mucho tiempo, saben? Simplemente no tengo idea de a que se debe esa maldita necesidad que tenemos las personas. Bah, aunque no todos la tienen, hay gente a la que casi no les afecta el hecho de discutir o incluso pelear con sus amigos y seres queridos, solo lo dejan pasar hasta que las cosas retomen su rumbo. Yo solía ser así... Hace ya enserio mucho. Cuando estaba sola, cuando no había personas a mi alrededor, más que detrás de la pantalla. Pero las cosas cambiaron, y mientras más amigos he ido haciendo, más me di cuenta de lo horrible que es estar solo, porque en aquellos momentos, para mi no era nada extravagante ni doloroso el ver que todos tenían aunque sea un hombro en el cual apoyarse.
Creo que ese es el principal problema en tener amigos; confías en que ellos estarán siempre y te apoyarán, pero ¿Qué pasa cuando son ellos los que se van, los que te hieren? Ahí vuelves a estar solo, y, como te has acostumbrado tanto a que te acompañen, se hace extremadamente doloroso e insoportable.
No soy una persona depresiva, de hecho todo lo contrario. Pero soy una persona, que por más que aparenta ser muy fuerte, que nada le importa, y casi inquebrantable, por dentro no es así. Y me odio por eso. Pienso que llorar ante otros es de débiles y para dar pena, por eso no lo hago o al menos, no me gusta hacerlo. Por eso cuando pasa me siento tan pero tan ridícula, que comienzo a reírme de mi misma, y de la vida, para demostrarle que ella no gana, que es un empate. Aunque de hecho no lo sea, porque es una clara victoria para la maldita puta, que logra derribarme, con ayuda de aquellos a quienes confié mi estabilidad y me dejaron caer (oie Psycho, sin rencores xdxd), aquellos por los que ya me cansé de llorar. Porque si, ha sido más de una vez, y detesto ser así de débil, pero realmente ni yo entiendo porque lo hago. Quizá -y muy probablemente de hecho- sea porque no tengo nada de toda esa fortaleza que me pongo por fuera, porque cuando la ira, la tristeza y un poco de temor se fusionan, me dejan en un estado de total impotencia. Un estado en el que lo único que me calma es la música, y si no la tengo comienzo a pensar en todas las cosas que han ido pasando desde la última vez que he llorado, y ellas solo comienzan a salir sin que ningún golpe o pellizco puedan hacer nada. Ellas solo se escapan de mis ojos, con los nombres de aquellos escritos en ellas. Aquellos que ya he mencionado. Aquellos por los que lloré más veces de las que quiero admitir. Aquellos en quienes, tal vez ingenuamente, sigo confiando a ojos cerrados. Aquellos a quienes llamo amigos. Aquellos que, a pesar de todo, me han dado bastante ayuda en momentos tanto cruciales como triviales. Mas sin embargo... Aquellos a quienes ahora mismo les estoy preguntando lo que dije al principio.
Gracias, a la nada misma que es este libro que ha quedado olvidado, por dejarme desahogarme un poco. Por permitirme plasmar el dolor en las 647 palabras que tomó todo en total. Y, ahora si me disculpan, voy a seguir con mi vida aparente. Iré a dibujar y escuchar música. Iré a respirar hondo y pensar que ya estoy mejor. Porque si no te auto-convences de que lo estás, no convencerás a nadie.

Atte:
                                        La Niña