Capitulo 1: Una casa junto al lago

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Era un día común de otoño de 1965, las hojas secas de los arboles caían sobre el asfalto de el pequeño y poco conocido pueblo de Toyanintl, un lugar ubicado en el centro del país, oculto entre bosques y montañas. Aquel día despertaba con una mañana pintada de un anaranjado tenue, pero en el viento se podía sentir una fresca brisa, todo proseguía como cualquier otro día, los hombres se levantaban desde muy temprano, tomaban su utilería y salían de sus casas dirigiéndose hacia los campos de cosecha, ya que este pueblo era uno a los cuales se les identificaba por la fertilidad de sus tierras que literalmente daban cualquier cosa que se sembrara en ellas. Por otra parte las mujeres se levantaban a preparar el desayuno y prepararse para despues con sus hijos ir a la primer misa en la capilla, la historia comienza cuando la misa de aquel día finalizo y todos salieron hacia la plaza central, una vez ahi lograron ver algo poco peculiar por aquel lugar, por las empedradas calles avanzaban las ruedas de un Ford Mustang Valiant del año, color rojo esmeralda, no tardaron en comenzar a escucharse los murmullos y rumores, todo alrededor de un simple auto que iba en dirección hacia el lago de Toyanintl.
Junto al lago, se apreciaba una grande y hermosa casa nueva de dos pisos, con grandes ventanales y un precioso jardin que rodeaba toda la construccion, esta protegida por una costosa herreria pintada de blanco. Frente a esta se estaciono el novedoso auto del cual bajo un hombre, una mujer, una joven y dos pequeños gemelos, todos muy bien vestidos y también atractivos, pareciera que habían salido de un comercial televisivo americano, que muestra al estereotipo de una familia perfecta; el hombre camino hacia las rejas de la casa y se paro frente a ellas.
- ¡Familia Gomez, sean bienvenidos a nuestro nuevo hogar!.- Dijo con orgullo y entusiasmo, después prosiguió a sacar unas llaves de su bolsillo y giro una en la cerradura de la reja, los gemelos entraron primero y corrieron hacia los jardines de los alrededores.
- ¡Niños! ¡Vengan a aquí! Se que están emocionados por la nueva casa pero tendrán mucho tiempo para jugar despues, ahora su padre y yo queremos que todos entremos juntos.- Dijo la mamá mientras los niños regresaban a ella y la sujetaron de las manos cada uno respectivamente, el papá tomo del hombro a la hija mayor que se encontraba de brazos cruzados, subieron los tres escalones que dirigían hacia la puerta principal y entraron, era una casa con mucho espacio y construida con lo mejor.
- Y bien... ¿Que les parece? ¿Les gusta?.- Dijo el papá.
- Si, aunque esta algo vacía.- Dijo Alfonso, uno de los gemelos.
La mamá soltó una risa y prosiguió a decir - Claro que esta un poco vacía, mejor dicho, mucho, esperemos la mudanza ya no tarde en llegar, por lo mientras, ¿que les parece si tu y tu hermano van a explorar él lugar?
- Esta bien mamá, ¡Vamos Alonso!.- Dijo Alfonso y los dos se fueron corriendo.
- Y tu Cecilia ¿que piensas? ¿te gusta?. Dijo el papá.
La joven volteo los ojos y contesto - Bueno, a mi me gustaba mas nuestra casa en la Ciudad de México, todo me gustaba mas de allá, la ciudad, la gente, la escuela, mis amigos... ¿Como me voy a divertir aquí? ¿Siquiera hay gente? Porque por lo que he visto parece un pueblo fantasma.- Pronuncio de una manera exaltada.
- ¡Cecilia! En primera calmate, no tienes porque hablarme así, si nos mudamos a aquí fue por el bien de la familia, te lo he explicado millones de veces, este lugar es una buena oportunidad para la empresa, la tierra es muy fértil y las cosechas aquí son grandiosas, y por supuesto que hay gente, encontraras lugares para pasarla bien, nuevos amigos, tal vez no haya escuelas pero tendrás un maestro a domicilio.
- ¡Oh! Que asombroso papá, una escuela en casa, solo que yo seré la única alumna y ni siquiera sera una escuela, lo que no entiendo es por que no me dejaste con los abuelos allá.- Dijo en tono sarcástico.
- Porque eres mi hija, te quiero a mi lado, lo hecho, hecho esta y punto, no quiero discutir mas, además ¿como estas tan segura de que no te gusta el lugar si ni siquiera haz visto lo mejor? Ven conmigo.- Tomo a su hija de la mano y subieron las escaleras hasta el segundo piso.
- Mira, esta va a ser tu habitación y lo mejor es la ventana, tiene una hermosa vista. -
- Bueno si, es asombrosa y muy bella. - Dijo Cecilia dibujando una pequeña sonrisa en su rostro.
- Escucha, se que no querías venir y creeme que te entiendo, entiendo que extrañes nuestra otra vida, entiendo que te sientas molesta, pero por favor, comprende, esto sera bueno para todos, además no sera para siempre, en muy pocos años regresaremos a la Ciudad de México ¿esta bien?.- Dijo tomando del hombro a su hija.
- Si papá, esta bien, prometo ser mas comprensiva, disculpa por como me comporte.-
- Esa es mi niña, ahora te dejare un rato a solas para que conozcas tu nueva habitación.- El Sr. Gomez le dio un beso en la frente a Cecilia y prosiguió a salir de la habitación.
Toc toc...
- Hija soy yo, ¿puedo pasar?.- Dijo una voz del otro lado de la puerta.
- Claro mamá, entra.-
La Sra. Gomez abrió la puerta y pregunto. - ¿Ya estas menos enojada?.-
Cecilia soltó una risita y contesto. - Si, ya estoy mas relajada, creo que no estaba siendo comprensiva, perdonen.
- Ay hija. - Tomó a Cecilia entre sus brazos. - A tu edad todo esto es normal, es difícil adaptarse a una nueva forma de vida y era lógico que no estarías de humor, pero me da gusto que te des cuenta de como actuaste y pidas perdón, por eso te quiero, eres una chica buena. -
Ding dong...
- ¡Oh! Esa debe ser la mudanza, iré a ver. - Dijo su mamá y abandono la habitación.
Cecilia se dirigió hacia su ventana para lograr observar el gran paisaje que le ofrecía, pero había algo en ese lago que era inquietante, a pesar de ser naturaleza no transmitía esa paz que debería, este era un paisaje mas sombrío.

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⏰ Última actualización: Jul 30, 2017 ⏰

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