♂️ Sublime ♀️ Jin ↔️ Rose

c i n c o

— Hola. — dijo jin

— esperaste mucho, lo siento.

— Solo treinta minutos, no pasa nada, ¿nos vamos? — dijo y asentí.

[...]

Me pase un rato sentada en el parque de diversiones, mientras esperaba a Jin, al parecer estaba comprando unos algodones de azúcar.

— Toma — me extendió uno.

— Gracias — dije un poco tímida.

— No pensé que serías prima de yuna.

— A ella le conoces tiempo?

— Somos amigos desde la secundaria.

— Ya veo.

— ¿Porqué haces todo esto?

Creo que esta conversación se esta yendo a muy personal.

— Vale, no respondas, entiendo.

Le miré algo confundida. Suspire.

— Cuando las personas me conocen, ya saben todo de mi — dije algo desganada. — es por eso que me mantengo alejada de todos.

— Lo siento — dijo haciendo una mueca.

— No te preocupes. — dije y el se detuvo en seco.

— ¿podemos ser amigos? — dijo mirando me directo a los ojos.

Asentí. Se le formo una sonrisa en el rostro.

¿Porqué siento que algo cambió desde esta mañana? Desde ahí todo me va bien, hasta sonreí, mi compañero me hablo, Yuna no me dijo nada sobre lo que paso con Jin. Ahora tengo un amigo. Creo que estoy feliz, no puedo dejar de mirar esa sonrisa que enmarca su rostro de Jin es muy contagiosa, hace que yo también quiera sonreír.

— Ahora que somos amigos, quiero que confíes todo en mi ¿vale?.

Sonreí nuevamente.

— Gracias por traerme a este parque, de alguna manera me siento feliz con migo misma.

— Entonces...— se toco la barbilla como si estuviera pensando — Tendré que traerte todos los días acá — dijo y reí.

— Muchas gracias — dije de nuevo.

— ya entendí — río de lado — por cierto alguien le hará feliz verte — dijo. Frunze el ceño.

[...]

¿Habla de la señora Sa Ra?  Digo, ya que me trajo a su casa.

— ¡Sadan! — grito Jin.

Y un perro grande de cabellera mostaza salió de su jardín. Se aventó hacia a mi.

— P-pero, no entiendo — dije algo confusa. Mientras el perro no paraba de lamerme.

— Si no fuera por el, capaz ya no estarías en este mundo...

¿Qué?

— comenzó a ladrar como loco y pues, creo que merece una disculpa tuya por llamarle feo.

Ah... Mire hacia sadan.

— Lo siento sadan, y gracias — dije mientras acariciaba su pelaje y el solo movía la cola.