A ti.

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"En la vida hay tres cosas que son una constante: los enemigos, la familia y los amores pasajeros.

La mayoría piensa que la vida de un adolescente es fácil, que realmente somos nosotros los que nos la complicamos. Tal vez sea cierto, pero en la adolescencia las hormonas disparan en cualquier momento sin motivo aparente. Nuestros sentimientos son frágiles, confundimos el amor con cualquier otra cosa, los amores pasajeros que queramos o no, marcan nuestra existencia.

Así que yo Adrien Agreste, escribo esto para llegar al momento que me enamore de Chloé Bourgeois, la chica de coleta alta que insulta a los demás, el recuerdo de cómo me di cuenta de que no conocía a Chloé en verdad, que no solo utilizaba una máscara, era una diferente para cada quien con el que hablará; ya intente ocultarlos, explotaron en mi cara cuando te bese frente a toda la institución, y sin que yo lo esperara, no correspondiste, me abofeteaste, te diste vuelta mientras yo estaba helado por tu reacción. Simplemente y solamente te fuiste, no asististe al día siguiente, tampoco al siguiente, así fueron más de una semana, aunque yo insistía, tu solo me evitabas, lo sigues haciendo. Hacen bien los que dicen que jamás debes robar un beso, ¿Por qué soy tan idiota?

Espero que lo hagas, porque deseo que leas esto una vez ya pueda tomar tu mano mientras caminamos, que ya estemos juntos y nos besemos.

Sin más, comencemos.

Chloé, te conozco desde el día que tropezamos ya que tú seguías a una abeja, buscabas protegerla de los niños que querían asesinarla ¿Cuándo cambiaste eso?

Recuerdo cómo la ocultabas entre tus pequeñas manos sin importarte que posiblemente está te clavaran su aguijón al prohibirle su libertad, pero sorprendentemente no ocurrió, siempre has tenido algo con la abejas, estás te siguen pero no te lastiman, eres su reina, eres la reina abeja. Por ello te susurraba: bee-a-u-tiful you. Algo que solo te decía y te diré a ti. Pero en esos momentos en realidad no te veía como la mujer con la que quería pasar el resto de vida, era más un amor entre hermanos.

Pero cambio, mis sentimientos por ti evolucionaron, ciertamente no lo esperaba, de un momento al otro yo babeaba por ti, ya no la moteada dominaba mis pensamientos, eras tú, tus orbes azules cielo, tus labios, tus largas pestañas, tus mechones dorados.

Creo que fue por el apoyo que me diste, me abrazaste después de recibir la noticia que hacía que mi vida diera otro giro de 360°. No lo sé.

«—joven Agreste, lamentamos informarle que su madre fue hallada muerta —susurró el detective —mi pésame».

Sus palabras rompían mi corazón, sentí mi cuerpo caer, pero no impactar contra el suelo, me sujetaste y me arropaste entre tus brazos, susurrando: —todo estará bien cariño.

Utilizando ese tono de voz que se asemejaba con el de mi madre, mi corazón se contrajo, me aferré a ti mientras descargaba mi dolor, sentí mi cabellera humedecer, tú también llorabas; fue ahí, cuando volví a ver a la Chloé llena de sentimientos, a mi dulce abeja dorada.

Pero fue extraño, al momento que te marchaste tuve la necesidad de seguirte, tras invocar mi transformación corrí al hotel de tu padre, estabas recostada boca arriba, tu rímel corrido, formabas un puchero con la boca intentando retener tu llanto.

«—debes ser fuerte Chloé —escuche con mis orejas felinas —mañana consolaras a Adrien, pero mantén el carácter para él».

'Carácter para el', en ese momento no lo entendí, solo observé cómo tomabas tus pantuflas, tomabas una toalla húmeda y recorrían tu rostro con esta, entraste al baño de tu suite y no saliste, espere varios minutos preocupado, no aparecías, seguías encerrada en el baño; al asomarme por el cerrojo, noté como el espacio estaba completamente oscuro, abrazaban tus delgadas piernas, mientras te mecías, tenías los audífonos puestos. Escuche una melodía, era una canción de cuna, la que cantabas cuando necesitabas ayuda.

Quise atravesar la puerta y abrazarte, pero una explosión robo toda mi atención, un Akuma atacaba la ciudad, maldije Hawk Moth, tomando mi bastón opte por lanzarme al vacío, dirigiéndome a donde ocurría el ataque.

Eres tan humana Chloé, solo odio una cosa de ti, que no seas sincera, ni siquiera conmigo.

Comenzaron las visitas continuas, muchas veces actuaban de una forma arrogante, contemple como cantabas con ayuda de un tacón, aprecie como actuabas igual que la protagonista de tu serie favorita, de una manera tan profunda, si no fuera por la apariencia, serías otra Annie; me sorprendió verte jugar con títeres, y me impactó contemplar cómo le contabas un cuento a la hija de una de las inquilinas de tu padre.

Te veías tan tierna, tal vez fue eso, aquello me hizo enamorarme; te conocí cuando hablabas en voz alta cuando escribías.

Debo de admitir, me lastimo un poco, descubrí que comenzabas a sentirte atraída por el tomate a quien comenzaba a odiar; me negaba, y me sigo negando a creerlo, no soportaría perderte, aunque creo que ya lo he hecho.

Chloé Bourgeois, te amo, te amo como a nadie en este mundo, perdóname mi linda Abejita".

Terminé de releer mi carta, la oculte en el sobre amarillo con rayas, Nino estaba a mi lado sorprendido, definitivamente fue mala idea, haberla escrito frente a él.

—viejo...

—no lo digas, por favor.

—bien —tomó el control de mi videojuego, le dio un sorbo a su refresco sin regresar la mirada hacia mí.

.

.

.

—me niego a esto, pero... Hazlo —exclamó Alya —me arrebató el sobre, suspiré —sabes, Chloé y Marinette son mis amigas, pero sé que tu corazón solo puede escoger una —frunció los labios.

—tengo miedo.

—es normal, pero aquí estaré yo, le robe galletas a Marinette —de su bolso sacó una caja con el logo de la panadería de los padre de la fémina, Adrien soltó una risa —yo te cuidaré, al final, si no eres tú...

—no lo digas, me haces sentirme mal.

—es la verdad, bueno, ya tienes que ir, ella te ama, aunque digas que se sienta atraída por Nathaniel, ella te quiere más.

—¿Me deseas suerte?

—siempre —esbozó una sonrisa.

Entonces me levanté de mi asiento, Chloé miraba sus uñas tratando de distraerse, se sorprendió verme, pero aun así me saludo con una sonrisa de oreja, tras mentalizarme que estaba bien, le tendí la carta, mientras mis mejillas se tornaban carmesí. La rubia me abrazo con fuerza, pero susurro las palabras que no debía "lo siento, yo no..." su corazón se destrozó, mientras yo respiraba con dificultad "no estoy lista para algo así" y se marchó.

Me quedé quieto, analizando sus palabras, mis orbes esmeraldas se llenaron de lágrimas, sentí dos manos posarse en mis hombros, al girarse, Nino y Alya lo observaban.

—tranquilo —musitó Nino.

—por eso nunca se salta al acantilado sin llevar un paracaídas y un testigo que te recoja al final.

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⏰ Última actualización: Jul 12, 2017 ⏰

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Bee-a-u-tiful You! [One-Shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora