Coronado, condado de San Diego, California, Año 2047
Después de haber sido una de las playas más famosas de los Estados Unidos, Ahora había pasado a ser historia debido a un tsunami que que lo había destruido todo. Esto ocurrió algunos años atrás.
Pocas son las personas que han regresado nuevamente a habitar dicho lugar. Entre ellas se encuentra John; un hombre de cincuenta años de edad, que vive cada día de su vida como si fuese el último, John no tiene familia alguna, después de que el tsunami acabara con todo lo que tenía, él se había quedado destrozado y acabado; ya no es más que un simple pescador con una humilde casa cerca de la playa.
Muchas personas lo han preguntad que ¿Por qué ha regresado después de todo lo que ocurrió, después de que su familia muriera en el desastre de hacía diez años ya? John no respondía a esas preguntas, por que ni él las sabía. Solo siente la necesidad de estar en la playa, se siente atraído y quiere estar allí, aunque no conozca las razones, no quiere alejarse.
Año 2050
Ese día como todos, John salió a dar un paseo en su bote. Eran cerca de las 05:00 p.m. Se sentía triste y solo la calma dentro de el mar lo podía poner tranquilo. No se había alejado mucho, todavía se podía ver las palmeras, o eso creía, hasta que se dio cuenta de cuan profundo andaba. La marea comenzó a subir y el bote se mecía de un lado a otro, las aguas se agitaban y las gotas de la lluvia comenzaron a caer. John, encendió el motor del transporte, y a toda velocidad logró salir del as profundidades. En la orilla estaba cuando cayó de golpe, empapado y no dándole tiempo de correr a su casa, sus pies parecían ser arrastrados por la arena de la playa, y en lugar de ir haci adelante, su cuerpo era arrastrado hacia las profundidades nuevamente. El hombre trataba de nadar y salir, pero las olas lo revolcaban casi ahogándolo.
De pronto todo se fue calmando; los ojos de John se habían cerrado. No supo que fue lo que pasó, pero recuperó la conciencia cuando los débiles rayos del sol golpeaban su rostro. Se frotó la cara y se sentó en la arena, encontrando todo hecho un desastre.
Se giró para ver lo que había ocasionado aquella tormenta, pero no era mucha la pérdida. Su inspección fue interrumpida por una concha de caracol, no era una concha normal, está era muy grande, casi como un canasta. Era blanca y brillaba por a luz, jamás había visto una parecida, ni si quiera de imaginó que existiera un caracol de gran tamaño.
Curioso se acercó a la concha y con su pie derecho la movió hasta quedar con la abertura hacia él, entonces susojos se abrieron de sobremanera, su respiración se cortó y un sudor helado le baño su rostro: era un humano; ¡Había un niño dentro de la concha de caracol!.
John no sabía que carajos hacer, no podía dejarlo ahí, pero era tan extraño que hubiese llegado en una cosa de esas. Miró a los lados para asegurarse de que nadie los observara, tomó la concha con la criatura y se encaminó casi corriendo hasta su casa. Al llegar, cerró la puerta con seguro, y dejó la concha ubicada en la pequeña sala de su casa, se llevó dos dedos al puente de la nariz y dio algunos pasos en círculos mientras pensaba que mierda iba a hacer.
un ruido llamó su atención, era la concha de caracol rompiéndose, eso le saco de su debate mental, el llanto del niño se escuchó cuando la concha se había roto por completo. John observó con detenimiento a la criatura; éste estaba cubierto por un manto transparente, una especie de liga que le protegía el cuerpo, tenía los ojos abiertos, eran pequeños pero podia verse el gris intenso de su color, uno que nunca había visto. Su cabello, era quizás más negro que el carbón y su piel tan blanca como la nieve misma. ¿Podría una persona poseer tanta belleza siendo tan pequeño?
Sacó a la criatura de la concha y lo envolvió en una manta suave color rosado que tenia para abrigarse. Era un niño, éste era un regalo que el mar le había dado.
-Tendrás un nombre-dijo, sonriendo con el niño en sus brazos- y ese nombre será: Bill. Todos te conocerán por ese nombre, pero yo te llamaré Nohokai; que sgnifica: morador de la orilla del mar.
El niño no lloró más, simplemente se quedó dormido en los acogedores brazos del humilde pescador.
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"Bill, el hijo de la mar"
Fantasy"Cuenta la leyenda, que cada luna llena, sus piernas son reemplazadas por por una enorme cola de pez, de un color plata que nadie ha logrado describir". "Nadie nunca le ha visto nunca. El único pescador que logró verlo, murió la noche en que contó l...