[7]Cortados por la misma tijera. . .

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La brisa en la colina era simplemente perfecta, Nana le había dicho que a esa ahora más o menos seria la ideal para poner a secar la ropa, según ella era importante que el traje estuviese listo para cuando el amo lo solicitara, pero no muy convencido del todo había dejado a su maid hacer sus labores.

La brisa era sumamente fresca a estas horas y las sombras de los árboles ni se diga.

La Maid colgaba las últimas sábanas por lavar en el tendedero cerca de la gran colina, era por donde más soplaba el aire, era favorable para la ropa y reconfortante para ella.

Tendió la última sábana y cerró los ojos para sentir mejor la placentera brisa, sujetando su falda para que no se moviera demasiado. Se agachó y sujeto la canasta sin dejar de ver la vista, el hermoso aire revolotear las hojas y flores de los árboles.

— ¡Amy! —el pequeño Slash salió de la canasta tomando desprevenido a la maid, esta dejo caer la cesta al suelo y ella tropezó rodando por la inclinación. El pequeño erizo entró en pánico y corrió hacia ella al verla tirada y que no se levantaba. Al llegar escucho como se quejaba de dolor pero logró levantarse, los ojos de Slash se pusieron cristalinos al ver que la eriza se tocaba la cabeza con dolor—. Lo-lo siento —sollozo el pequeño y un moco salía por su nariz. Slash se acercó a Amy y lloro sobre su delantal ensuciándolo.
—No te preocupes ¿Estas herido? —pregunto la maid con una sonrisa pura y cariñosa. La generosidad de Amy sólo aumentaba la tristeza del pequeño Slash, era su culpa que ella sufriera tal accidente y aun así no se encontraba enojada, se preocupaba más por él. En cierto modo le molestaba, desde pequeño lo ponían siempre antes que todo, sin importar si el equivocado o el responsable fuera él, como si su posición fuera una inmunidad ante cualquier cosa.

—Yo estoy bien, no me paso nada —con su brazo se limpió todo el rostro— ¿Pero y tú?
—Estoy bien, tranquilo, solamente rodé muy rápido.
—Pero, todavía no te sanas de lo de aquella vez, todavía tienes los vendajes del doctor, yo sólo quería saludarte y animarte porque apenas hace unos días pudiste volver a moverte. Pero mira lo que ocasione...—nuevamente los ojos del erizo brillaban de la tristeza, amenazó con dejar salir más de una lágrima y sus orejas se encontraban bajadas.

La Maid hizo una mueca y miro sus vendajes en las manos, la verdad es que desde ese día no podía mantener la conciencia durante mucho tiempo, se sentía mal y se mareaba con facilidad, se la pasaba durmiendo mucho tiempo y ahora que finalmente pudo reanudar sus labores había discutido con su amo, el cual le había ordenado a Nana que reorganizar los deberes de Amy para que no tuviera que hacer mucho y obviamente ella no estuvo de acuerdo.

—Mi descanso es después de terminar de tender la ropa, —la maid recogió la canasta del suelo y se la enseñó al pequeño Slash— ¿Te gustaría almorzar conmigo? Sería como un picnic, aprovechando que la brisa esta hermosa.

Los ojos del pequeño se iluminaron y sonrió ampliamente, no dudo más y brinco a los brazos de Amy la cual lo recibió y lo llevo en brazos hacia un lugar donde pudieran comer plácidamente.

Una vez encontrado el lugar e instalado todo en su lugar ambos empezaron a comer, el pequeño como siempre con un gran apetito, en ese aspecto se parecía a su Amo, gesto que la hizo reír inconscientemente. Slash, que casi siempre miraba de reojo a la maid, se sonrojo de verla, admitía que la maid de su Onii-chan era sumamente hermosa, desde el día en que la vio fue lo primero que notó, pero el alma dulce de la eriza la hacía lucir como un ángel, uno muy delicado y alegre.

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—Oh, por favor ¿hasta cuándo planeas seguir haciendo lo mismo? Espiar a una pobre eriza que a duras penas acaba de recuperarse ¿Dónde quedo tu orgullo, hijo?

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⏰ Última actualización: Jul 15, 2017 ⏰

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