Hola!!! Antes que nada muchas gracias por sus comentarios, esta historia estaba pensada para sólo una parte -pero olvidé poner lo de finalizado :v-, el caso es que me pidieron continuación, y yo muy feliz decidí hacerla. Esta sería la última parte, estuve pensando en ella desde hace dos semanas, pero en el inter terminé con un montón de ideas para otras historias que tengo muchas ganas de escribir. Bueno, el caso aquí es que las hice esperar mucho, una disculpa por eso, pero aquí está, la segunda y última parte de mi primera creación en fanfics con una pareja que amo demasiado. Por favor disfrútenla.
Una semana sin dormir, apenas comiendo, apenas cumpliendo con sus otros trabajos. Tan sólo una semana tenía de plazo, así que se esforzó mucho, pero el mayor problema no fue ese, sino que su obsesión por entregar un trabajo digno de ese cuerpo tallado por los dioses lo tenía en constante insatisfacción.
Desde la selección de la tela, cada corte, cada hilo y costura, todo había pasado por una ardua revisión, sabía que no habría problema con el coste así que no se limitó, creo el traje de sus sueños, uno que ni siquiera él podría usar, sólo podría portarlo una figura esbelta y con una altura de 1.81 cm, sólo aquel hombre podría portar con gran dignidad ese atuendo, y no era por tirarse flores pero era su mejor trabajo, probablemente nadie en esa ciudad igualaría su calidad y belleza.
Con ese orgullo renovado, y completamente fascinado con su más reciente creación, Nakahara Chuuya dio por finalizado su más grande proyecto hasta el momento, apenas unas cuantas horas antes de que amaneciera, el día de entrega.
Apenas se tiró a su cama dispuesto a dormir un mensaje llegó a su teléfono, el número era privado, pero de inmediato supo de quien se trataba:
La entrega se hará en la dirección adjunta. Te espero a las 5 de la tarde, ni un minuto menos, aunque si quieres verme cuanto antes puedes llegar un poco más temprano.
Suspiró con cansancio, ese lugar no estaba lejos de su hogar, pero no le gustaba que le cambiaran los planes a último momento, además podía sospechar que se trataba de ese edificio lujoso de departamentos en el centro de la ciudad, no es que quisiera mal pensar, pero era inevitable cuando la primera vez que se vieron llegaron a tener tanto contacto. Pensar en ello lo hacía sentirse incómodo y ansioso, tal vez avergonzado ya que no estaba acostumbrado a ese tipo de comportamiento, dejarse tratar así por un extraño lo hacía sentirse un fácil... ¡¡Y era un chico!!!
Decidió no pensar más en ello, sólo con unas horas de sueño sabía que se sentiría renovado para hacerle frente al mafioso guapo y acosador de las vendas-
4:45 pm y ya se encontraba frente al gran edificio. Durmió sólo cinco horas para poder arreglarse lo mejor posible, no quería desencajar, así que utilizó el típico traje negro, sólo que con unos detalles en color vino para dar más vida a su atuendo. Tocó el timbre y de inmediato le abrieron las enormes puertas de cristal de aquel sitio. Mentiría si dijera que no se sentía intimidado por el lujo que mostraba cada pared del interior, pero como su orgullo no le permitía verse como un novato -aunque lo fuera- caminó directo al elevador. Ahí un sujeto enorme y con un traje estándar de color negro lo revisó para corroborar que no llevara algún tipo de arma, aunque sólo llevaba sus herramientas de trabajo por cualquier cosa que tuviera que corregir, y por supuesto, el traje. Aquel hombre lo acompañó hasta el piso donde suponía estaba el mafioso de las vendas.
No le sorprendió darse cuenta que el piso completo del último nivel perteneciera a ese hombre, mucho menos al pensar que probablemente el helicóptero en la azotea fuera de su propiedad. Suspiró por segunda vez en ese día. Debía admitir que el hombre le parecía atractivo, tampoco es que fuera prejuicioso y tuviera problemas con tener relaciones con una persona de su mismo sexo, ya había tenido experiencias en el pasado. No era nuevo, el problema era el tipo de persona que era, por más que le gustaran los mafiosos, mantener contacto con uno no estaba en sus planes, eran peligrosos, aunque tenían mucho dinero, pero no vivían mucho, aún menos las personas a su alrededor o vinculadas emocionalmente a ellos... Y no sabía porque estaba pensando en eso cuando sólo se habían toqueteado un poco.
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Petit Sastre
FanfictionChuuya es fan de los mafiosos, por ello decidió volverse sastre y crear trajes como los que ve en las películas, sin embargo un día se cuestiona hasta dónde ha llegado su amor por este tipo de personajes.