CAKE BY THE OCEAN

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Tocar el piano podía ser comparado con una experiencia casi religiosa. Pero en el instante en que termina un concierto, cuando sus dedos acarician las teclas una última vez, Licht siente la adrenalina bajar lentamente. Las ovaciones de piel, los reflectores sobre él y todos los halagos que le siguen, lo devuelven lentamente a la realidad.

El único momento en el que se siente realmente vivo es cuando toca el piano y cuando escribe una canción. La fama no le llama la atención, lo único que quiere es que conozcan su música; por eso hace una leve reverencia a su público y sale del escenario aun mientras tras su espalda se escuchan silbidos y aplausos de una multitud enloquecida.

Licht es la estrena de rock en el mundo del piano. Por eso necesita llegar a su cuarto antes que se tope con alguno de sus fan. El estúpido vampiro que tenía por Servamp, se burló de él durante semanas, cuando se enteró que existía algo semejante.

—Excelente concierto —dijo Kranz apenas llegó a su lado— .Incluso algunos se desmayaron con la última canción y ni hablar de los que lloraron ¡Hasta el encargado tuvo que pedirles que se callaran!

—Sí, estuvo bien —dijo Licht con una sonrisa satisfecha. Se sentía orgulloso de poder influir en las emociones de sus espectadores, de ser capaz de llegar a ellas por medio de la melodía.

Sin embargo su sonrisa decae y sus pensamientos se interrumpen cuando una voluptuosa pelirroja los intercepta.

—Todoroki-san... —cantó con una sensual sonrisa. Tenía un ceñido vestido negro y un notorio escote que la hacía ver atractiva. Pero Licht no estaba interesado.

—Disculpe —dice el pianista mientras su manager se hace cargo.

Por un instante la mujer se ve confundida, sabe cómo luce así que quizás no está acostumbrada al rechazo. No es como si le importara, Licht estaba cansado y lo único que quería era llegar a su habitación para leer un poco y acostarse a dormir. Sin pensar, sube por las escaleras en vez de tomar el elevador; pronto el silencio lo envuelve, mientras toca la melodía en su mente.

Era un sonido hermoso que curvó sus labios con una suave sonrisa, casi podía ver las notas danzando en el aire. Con descuido, deshizo su cabello para que volviera a su forma habitual y aflojó la corbata, antes de desabrochar los primeros dos botones de su camisa blanca. Se ve cansado y desarreglado de la mejor manera, si antes lucía atractivo, nada se comparaba a verlo sonreír.

Cuando el Eve abrió la puerta que daba al pasillo, encontró a Hyde. Su sonrisa pronto desapareció y Licht lo miró con poco interés.

—¿Qué? —preguntó el pianista. Se veía igual de neutro que siempre, pero apenas el vampiro le tiró un ramo de rosas rojas contra el pecho, se quedó en blanco.

En este punto Hyde hubiera dicho o hecho algo estúpido, pero la seriedad en su rostro, logró que Licht enarcara una ceja en duda. Confundido, bajo la mirada hacia el ramo más horrible que había visto en su vida. Parecía que las flores habían sido dejadas afuera para marchitarse, luego las atropello un coche y las tiraron en una tormenta. El conjunto aplastado, era un lío desordenado donde los pétalos marchitos estaban doblados y agrietado, y los que no podían sostenerse por sí solos, caían tristemente al suelo.

Sin saber qué hacer con las flores, Licht las sostuvo sin decir nada. Hyde parecía satisfecho con lo que sea que fuera esto, porque dio media vuelta dispuesto a irse.

—¿Qué demonios es esto? —reclamó Licht al jalar su bufanda. Fue lo suficientemente brusco como para cortarle la respiración, de hecho casi hace que Hyde se caiga.

—¡Eso dolió!

—Esa es la idea idiota —aseguró con obviedad— .Ahora responde, ¿Qué es esto?

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