7, Octubre

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Me están entrando arcadas.
Ayer, al llegar del instituto, me encontré a mi padre y Sarah esperándome en la puerta. Creía que me iban a regañar. Pero en realidad fue algo mucho peor.

"Cariño, tenemos que contarte algo muy importante" me dijo la bruja abrazando a mi padre.

Entramos en casa y nos sentamos en el comedor. De repente vi algo horrible. "¿Qué es eso?" Les grité a los dos señalando un anillo con sortija que llevaba Sarah. "De eso mismo té queríamos hablar, hija." Los dos se miraron a los ojos y después sonriendo dijeron al unísono "¡Nos vamos a casar!" - "¿Qué?" Fue lo único que puede decir antes de echarme a llorar. No me podía creer que esa bruja llegase a ser mi madre. Me daba asco solo de pensarlo. "¡Ni se os ocurra!" - "Sabemos que es un poco pronto, pero te acostumbrarás." -"¡Cállate! Tú nunca serás mi madre. ¡Os odio!" Tiré la silla al suelo y sin mirar atrás, con la cara llena de lágrimas, me subí a mi cuarto. Dí un portazo tan fuerte que el eco rebotó por las paredes durante un buen rato.
Estaba furiosa. Me acerqué a mi mesa de estudio y tiré todo al suelo de un manotazo. Pegué patadas contra lo armarios y chillé descontrolada.
Después caí en la cuenta de que no serviría de nada y comencé a llorar. Me envolví en las sábanas e intenté cerrar los ojos para dormirme. Pero era imposible solamente de pensar en que esa bruja formase parte de mi familia, o peor que tuviesen un hijo.
Me mandarían a un internado seguro.
Lo bueno sería que no volvería a ver a Sam.

Aún envuelta en las sábanas; me levanté y dando pequeños saltos me acurruqué en una esquina de mi habitación. Ya estaba más tranquila.
Se oían sus voces abajo. Parecían muy disgustados. "Voy a subir a hablar con ella." Oí decir a Sarah - "No déjala. Necesita desahogarse. Estaba muy unida a su madre." - "Está bien. Pero mañana hablaré con ella."
Mi padre tenía razón. Aún había días que me despertaba creyendo encontrar a mi madre acariciándome las mejillas. La echaba tanto de menos. Solo quería irme con ella.
El cansancio lentamente pudo conmigo y sin querer, me dormí.

AcosadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora