Conociendo

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No sabía quien era pero me acerqué a él y seguí la letra. Al principio estaba un poco asustado y dejó de cantar pero llegó a la conclusión que yo no estaba ahí para herirle, que quería ser su amiga.
Se quitó la capucha y me dejó ver su rostro de piel morena y ojos color avellana, profundos como el propio abismo. Sus labios crearon una sonrisa ladeada que mostraba algo de dulzura e inseguridad.
Quería conocerle, pero no asustarle, así que dejé al tiempo decidir.

El finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora