Prólogo.

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El bosque de la ciudad era perfecto para atemorizar a los infantes. Las historias que rondaban sobre criaturas de pesadilla cuyo único objetivo consistía en desaparecer a los chiquillos traviesos no trataban más que de cuentos sencillamente pensados para encubrir los descaros de gente sin alma, los verdaderos monstruos responsables de arrebatar los sueños de grandes y pequeños, capaces de oscurecer vidas, de secuestrar niños inocentes y venderlos como si fuesen baratijas robando cada parte de ellos.

Alline Campbell lo sabía mejor que nadie pues desde que la pequeña se esfumó, se destajó por encontrarla. No creía en las bestias del bosque pero temía por los vivos con los que podría encontrarse en cualquier momento, esa tarde un fuerte viento anunció la lluvia y poco a poco el sol comenzó a desvanecerse. Salió de la estación de policía con un nudo en la garganta. Vestía una gabardina beige acompañada de camisa de largas mangas por debajo, pantalones entubados negros al igual que los botines. Tez blanca, una larga cabellera negra que rodeaba su cuello, portaba además gruesos labios y bellos ojos azules que brillaban con la poca luz del ambiente.

Después de todos esos meses finalmente la policía terminó desistiendo del caso, como era de esperarse. Aquellas desapariciones aberrantes comenzaban a presentarse en diferentes puntos del país además de masacres tan pútridas que era repugnante el solo pensar en los asesinos, aquellos que desaparecían de igual manera sin dejar rastro... como si se tratara de fantasmas... Pocos se detenían a analizar estos hechos, sobre todo aquellas masacres tan peculiares e inhumanas que claramente no eran cometidas por seres piadosos. La policía buscaba sus propios medios para llegar al fondo de los casos pero ningún criminal era capaz de dar pauta a que ellos cometieran todas esas barbaridades pasando a formar parte de alguna carpeta olvidada como si el tráfico de sustancias ilegales, órganos y robos fueran más importantes que las desapariciones y asesinatos. Tal vez era más factible enfocarse en hechos lógicos que tratar de entender algo que probablemente era mejor no descubrir.

Alline caminó hasta su casa decidida a no darse por vencida aún, ni siquiera la lluvia que terminó soltándose sería capaz de detenerla. Pasó por un parque y se detuvo en medio de éste a observar a lo lejos las orillas del bosque el cual estaba enrejado y estrictamente prohibido entrar pues quien se atreviera a pone un pie dentro jamás saldría de ahí, tal vez el bosque era demasiado grande y perderse era fácil o tal vez las leyendas de la ciudad contenían algo más...

Cazadores: bosque de asesinos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora