En todo el tiempo que dures leyendo este libro, entenderás una cosa: cada parte es una historia diferente. Cada una comenzara normal, pero al final tendrás que prestar mucha atención a todo.
Todo comienza en día normal, en una vida normal de una persona normal. En este día no pasa nada fuera de lo común –primer cliché de la historia– excepto por una cosa. Salí de mi habitación y me subí al autobús. Todo estaba bien el, los mismos buyings que me molestaban siempre, las chicas populares que creen que son lo mejor del universo, los nerds o ratones de biblioteca, que, por desgracia, yo era uno de ellos. Lo único que había de extraño en el autobús era un estudiante nuevo, una chica. No quedaba ningún puesto disponible, excepto uno en la ventana al lado de la chica nueva, no tenía otra opción que sentarme a su lado, era eso o sentarme en las escaleras de este. Como soy una persona cuerda, pero muy poco sociable, me senté a su lado. En todo el viaje solo escuche su voz una vez. Sus palabras fueron: "Soy Alice, mucho gusto" Nunca respondí a esa dulce voz de aquella chica, por lo menos que yo recuerde, solo en una ocasión. Cuando estábamos bajando del autobús le respondí lo que me había dicho, le dije "Soy Finn". Como tenía una clase supuestamente importante, espere a que todos se bajaran de este y baje. Alice nunca se bajo, me estaba esperando, nunca nadie lo había hecho, pero no le puse mucha atención a eso. Baje por las escaleras y ella me agarro de el brazo. Comenzamos una conversación un poco extraña para mí –segundo cliché
– ¿Estás tratando de evitarme?
– No lo hago, es solo que no soy muy sociable, y no te conozco
– Pues deberías empezar a hacerlo
Estefue el final de la conversación. No supe que mas decirle y salí corriendo.Tenía química y hoy había un examen importante, por eso no le dije nada más.PD: no había estudiado anoche por estar leyendo autores de literaturacontemporánea. Alice tenía algo en sus ojos que me encantaba, unos ojos grandes y brillantes de un color azul verdoso. En todo el examen me quede pensando en estos ojos. En un momento había mirado hacia atrás del salón –tercer cliché– y ella estaba ahí, atrás del todo, en la única silla que quedaba disponible. Me sentía feliz, pero a la vez sentía miedo. Miedo de que me hablara y yo decir una estupidez sin ningún sentido.
Cuando acabo el examen, y como era costumbre, yo me quede en el salón leyendo lo primero que encontrara. Aun tenía el miedo de que Alice llegara y me halara, y mi gran bocota digiera una estupidez. La primera parte del miedo se cumplió, Alice entro en el salón, pero no dijo nada. Se sentó en uno de los puestos de adelante. Saco una hoja y comenzó a dibujar lo primero que se le venía a la cabeza, o eso fue lo que yo vi con mis dos ojos, bueno, por lo menos creo que estaba dibujando, ya que nunca me acerque a decirle algo. Pensé más de una vez ir a decirle algo, pero no se me ocurrían palabras o un tema de conversación.