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La gente piensa que el humano es el dueño de la tierra que son los que gobiernan, pero están muy equivocados en la tierra viven seres que nadie imagina todos viviendo el día a día muy acelerados incapaces de ver a su alrededor de ver seres que se esconden en la oscuridad de la noche y unos de esos seres es de los más antiguos.

En la antigüedad en el siglo XV cuando esclavizaban a la gente para trabajar hubo un hombre que se canso de ser esclavo llamado Marcelus Connor, el ya estaba harto de trabajar sin gozo de sueldo y en condiciones pésimas que tenían a su gente tratados como animales, para gente que les insultaba que les pegaban con látigo. Por las noches los metían en calabozos en los que entraba solamente la luz de la luna por unas rendijas que estaban dentro del castillo les daban de comer pero no lo suficiente.

A lo lejos se escuchaba unos gritos que poco a poco se acercaban:

—suéltenme malditos! Déjenme ir ¿A donde me llevan?.

Eran los guardias que habían traído a una persona nueva, era una mujer que gritaba desesperadamente y forcejeando contra los dos guardias arrastrando los pies, pero nada pudo hacer la llevaron hasta la celda donde estaba Marcelus los guardias la aventaron haciendo que la mujer quedará boca abajo sin decir nada cerraron la puerta y se retiraron, Marcelus desconcertado miraba a la mujer que traía una vestimenta de tela como todos, no se movía estaba paralizada por la angustia y la impotencia ante la situación en eso Marcelo le preguntó:

—Oye ¿estás bien?— le dijo preocupado por verla sin mover.

La mujer no respondió y seguía sin moverse, Marcelus se levanto y se acercó toco su hombro haciéndole la misma pregunta entonces la mujer se levanto y bruscamente aventó a Marcelus a la pared diciendo:

—No te atrevas a tocarme de nuevo me escuchaste— dijo en tono alto y molesta.

Marcelo le contesto:

—Está bien tranquila estás a salvo nadie te hará daño— dijo sorprendido por la reacción.

La mujer siendo cortante se fue a un rincón se acostó y se volteó hacia la pared para no ver a nadie, Marcelus viendo su acción también se acostó poco a poco se quedo dormido.
Al día siguiente les tocaba cosechar, el nada más veía que aquella mujer no sabía qué hacer estaba asustada por cómo reaccionarían los guardias Marcelus vio unos guardia acercarse y los entretuvo para que no la vieran los guardias se retiraron, Marcelus se acercó a ella y le explico que tenía que hacer ella lo quedo viendo y le dijo:

—Muchas gracias por lo de los guardias siento mucho lo qué pasó ayer pues no es fácil asimilar que te convertiste en un esclavo, por cierto me llamo Ana y ¿usted como te llamas?.

—Marcelus mucho gusto Ana— le contestó con una sonrisa que generaba confianza.

Marcelus le siguió explicando lo que tenía que hacer a Ana y el siguió con su trabajo pues si los guardias los miraban platicando los castigarían metiéndolos en el pozo un lugar en lo profundo del castillo un agujero oscuro sin luz frío y aterrador, llegó la noche todos regresaron a su celda ahí fue donde pudieron seguir platicando Ana le platico como fue capturada y Marcelus le empezó a contar sobre el y sobre toda la gente:

—Toda está gente hemos estado durante mucho tiempo en este castillo, hemos sufrido demasiado pero ¡ya no más! hemos estado creando un plan para poder salir, hemos checado cada movimiento de los guardias pues cada día hacen lo mismo solo nos falta un sector que registrar y con eso ya podríamos salir, que le parece ¿nos ayudaría con eso? Es fácil nada más tiene que observar a los guardias sus movimientos cada guardia tiene un horario en donde dejan sus puestos de vigilancia por unos minutos , ahí es donde aprovecharemos para salir de aquí y entonces ¿que dice? ¿Nos ayudaría?

—Claro! Lo que sea para salir de aquí y dejar este lugar —respondió animada.

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⏰ Última actualización: Nov 30, 2017 ⏰

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