La bruja

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"Es eso... Una melodía? Musica...? Duele... Por qué duele?" los pensamientos volaban por la habitación en forma de mariposas sin llegar a tocar a ninguno de los invitados del baile que allí se presenciaba.
En medio de todas esas mascaras y coloridos vestidos bailaba sola una jovencita sin identidad ni personalidad, sus ojos distantes los llevaba cubiertos con un velo que dividía su rostro a la mitad por la nariz entre negro y blanco haciendo que cada ojo viese el mundo con una iluminación diferente. La delgada linea que formaban sus labios bailaba en un pequeña sonrisa que variaba cada que separaba un poco los dos trazos carmín para susurrar el conteo común que traía el vals cuando de su ritmo consistía. "1,2,3,1,2,3" repetía lentamente mientras giraba en torno a su propio eje en aquel reducido espacio que le cedían los demás bailarines.

La suave y nostálgica musica que desprendía el viejo piano de abeto desde uno de los rincones de la estancia acariciaba el cuerpo de la doncella y se enrollaba alrededor de sus muñecas y tobillos haciéndole ligeras cosquillas con cada movimiento.

"No... No duele... Arde... Que es esto? Que sucede?" susurraban las mariposas inaudibles por la bellísima tonada que envolvía el ambiente.

La joven, encantada por el dulzor de las notas que desplegaban las manos del joven musico que dirigía la pieza, mantenía los ojos cerrados dejándose cautivar por el momento.
"Por que nadie me escucha? Ayudenme! Por favor, necesito ayuda!"

Ella no lo sabia pero la suave tonada había sido escrita para ella, para que solo ella lograra sentir cada nota en la sangre, recorriendo todo su cuerpo hasta salir por sus poros y recorrer el aire en torno a ella hasta desvanecerse en las infinidades de la memoria.

"Que hacen? Dejen de bailar! Escuchenme!"

En una pequeña pausa entre una nota y otra la joven abrió la boca llevándose las manos al pecho, allí, justo encima de donde su corazón palpitaba encantado con la magia de la situación, y así sin mas comenzó a entonar la mas tierna de las melodías vistas y por ver formando la perfecta combinación en conjunto con el piano.

"Que están haciendo? Saquenme de aquí pronto! Ya vienen!"

La canción mas hermosa que cualquiera de los presentes, que se habían girado con curiosidad a ver a la menuda muchachita de cabellos castaños en cuanto esta comenzó con la poesía melódica, hubiera escuchado jamas.

"Ya... Ya no arde... No duele mas...."

El musico, complacido por la repentina compañía que le proporcionaba la joven a su creación continuo moviendo  las manos dejándolos a todos en la mas profunda de las hipnosis.

"Colores... Todo se llena de ellos..."

Ella ni siquiera sospechaba que ahora tenia todas las miradas sobre su largo vestido color crema y sus rizos ordenados para la ocasión, fue por ello que al abrir los ojos una vez terminada su participación en la presentación se llevo un sobresalto al notar todas las miradas sobre ella, no solo por el bellísimo espectáculo, sino porque ahora la musica que la envolvía coloreaba su vestimenta de los mas vivos colores.

"Todo se lleno de ellos..."

La melodía continuaba en el aire del salón mientras se escapaba de las entrañas del magnifico instrumento.

-NO! -exclamo la joven removiéndose y retrocediendo- no me miren... Se los suplico...

Aquello libro a todos del transe de manera que ahora se veían estupefactos y algo perdidos

"Bruja!" grito uno de los presentes, pronto el ambiente se lleno de gritos que exclamaban los mismo, la declamaban una bruja

"No, no! Dejenla en paz!"

Con tanta algarabía el musico detuvo bruscamente su obra y se giro a observar la escena, pero era tarde, todo se había desvanecido, todo excepto el piano y el salón, lastimosamente no eran las mismas reliquias mágicas que antes lo rodeaban, el piano estaba viejo, gastado y empolvado, y el salón lleno de grietas y telarañas.

Una lágrima recorrió la mejilla del joven sin su autorización seguida de mas y mas hasta que este rompió en el mas desesperado llanto.

-No me dejen... -susurro haciendo eco en la estancia, pero nadie podía escucharlo.

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