Ivan, ¿por qué te has marchado? ¿Por qué has cometido la peor de tus crueldades justo al final, justo para rematarme? Para mí la soledad no era un problema, nunca lo fue. Y tú bien lo sabías, ¿verdad? Quizá por eso hiciste todo lo posible para que me enamorase de ti. Yo, el genial Gilbert, YO, que estoy por encima de todos vosotros, me siento ahora como si me hubieras arrancado el corazón del pecho solo por ver de qué color era mi sangre.
Roja, Ivan, era roja. Era como la tuya.
Esto no se hace, ruso. ¿Por qué te empeñaste en echar abajo mis muros, en destruir mis armas, en aniquilar toda mi resistencia, si después tenías planeado abandonarme como a un vulgar perro callejero, moribundo y gimoteante? Solo querías mi orgullo, solo querías oír ese «te quiero» que jamás pronunciaría y que al final me hizo tan vulnerable como un animalillo ciego y a tu merced. Solo querías verme morir, ¿verdad?
Estoy solo y la soledad nunca fue un problema para mí, por eso no comprendo por qué me estoy muriendo, por qué estoy agonizando, por qué cada latido me duele físicamente en el pecho y no soy capaz siquiera de pronunciar una palabra sin evitar que me duelan las mejillas por el frío. ¿Qué me hiciste? Todo mentira, todo mentira, toda mi alma resquebrajada y tú ni te inmutas por mi muerte. No existes.
Estaba mucho mejor con el dolor de tus golpes, al menos entonces me tocabas, me mirabas, tu voz me recordaba que eras humano y que yo aún podía amar. Qué tú podías amar. Que yo podía perdonar. Que tú podías mejorar. Pero ahora... Ahora no quiero ni mirarme al espejo porque recuerdo tu sonrisa a mis espaldas, mis mañanas, tu olor, mi felicidad a punto de estallar por lo inverosímil que era que tú y yo ya no nos gritásemos ni nos hiciésemos daño. Antes de conocerte todo era tranquilo. Antes no era nada. Era feliz. Al menos eso creo. Ahora no sé ni lo que soy.
No quiero llorar. No va conmigo. No puedo. Dios, te odio tantísimo...
Ivan, ¿por qué? Yo no quiero vivir de recuerdos, me da igual si son buenos o malos, ya solo quiero saber por qué. ¿Me quisiste alguna vez? Cuando lloraste aquel día delante de mí, ¿de verdad era por mi causa? Fue en aquel momento cuando supe que te amaba hasta el fondo de mi ser, Vanya. Cuando se me desgarró el corazón y se hizo jirones y me dolió como nunca antes me había dolido. Fue una epifanía, odiosa sí, pero fue como si un velo se hubiera desprendido de mis ojos por fin. No te dije que te quería en aquel momento, y ahora me arrepiento por no habértelo dicho cuando tú más lo necesitabas. Me arrepiento por haber tratado de endurecer mi corazón. Me arrepiento por haber intentado protegerme. Me arrepiento por no haberme puesto en tu lugar y ver el mundo desde tus preciosos ojos violeta, Vanya. Tu alma estaba más dañada que la mía y yo únicamente me limité a ser yo mismo: egoísta, cruel, irreflexivo, displicente, soberbio, cobarde.
¿Es demasiado tarde para nosotros? ¿Tú qué crees? Dímelo, te lo ruego. ¿Tú crees que se puede deshacer todo el daño, el tuyo y el mío, y reconstruir algo que ya no existe? ¿Qué tengo que hacer? Lo haría, haría lo que fuese por ti, ruso del demonio, pero por mucho que quiera, no creo que pueda... No creo que pueda porque yo ya estoy muerto.
Te echo de menos.
Te quiero, Ivan.
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Devuélveme mi orgullo [RusPru]
FanfictionGilbert se lamenta por su relación imposible con Ivan Braginski. Un intento de oneshot por alguien que solo sabe escribir longfics (¡No tiene nada que ver con mis otros fics! Es solo una pequeña viñeta de una posible relación entre Rusia y Prusia, y...