STAY ||Caché||

IV

- ¿Donde está Sebastian? - le preguntó Poché a su mejor amiga cuando se encontraron en la cafetería - No lo he visto.

- Yo tampoco, Poché, lo siento - Calle miró a la más bajita con algo de mal humor, el amigo de ésta no le caía muy bien.

- ¿Si vamos a ir en la tarde al apartamento de Juana y Juan?

- Como quieras.

- Calle...¿Pasa algo?

La más alta negó con la cabeza y cruzó los brazos sobre su pecho.

Sebastian Villalobos apareció por uno de los pasillos y se acercó a ellas.

- Hola enana - le golpeó con suavidad el brazo a Poché y luego la abrazó. Se dirigió luego a Calle, quien rodó los ojos - Hola Dani.

- Hola caballero - Maria José sonrió y miró a Calle, que había ignorado al chico.

Almorzaron juntos los tres, pues Valentina no tenía clases ese día, aunque...decir que almorzaron "los tres" es mentir, puesto que Calle decidió no comer ni decir una sola palabra en todo el almuerzo. Cuando sonó el timbre, la rubia salio disparada hacia el aula de clases sin siquiera despedirse de su mejor amiga.

Esto se le hizo raro a Poché, pero lo ignoró, suponiendo que la menor estaba estresada o que tenía algún problema en su casa.

- Calle está rara ¿no? - fue Sebas quien tocó el tema

- ...Prefiero no hablar de eso - lo cortó Poché incómodamente, y se fue a sentar al pupitre de la esquina.

Las clases siempre eran lentas en ese colegio, aunque es algo normal que el tiempo se haga eterno cuando tienes un reloj frente a tus ojos.
Poché sintió que pasó un siglo hasta que el timbre que indicaba el fin del ciclo académico sonó.

La chica bajita trató de buscar a su mejor amiga, pero no pudo encontrarla en el colegio, fue a mirar si su auto estaba en el estacionamiento, pero ya no estaba.
Golpeó el capo del auto de un chico que le coqueteaba en Química, lastimándose los nudillos.

- ¡Maldita sea!

Le frustraba no saber por qué Calle estaba actuando así, le dolía que su mejor amiga no se abriera con ella, que actuara tan extraño y que ella no supiera el por qué.
En el tiempo que llevaban de amistad, nunca habían tenido secretos, se confiaban todo la una a la otra porque sabían que preferían morir antes que traicionar a la otra.

Poché volvió a golpear el auto, y una marca morada quedó en su mano, mordió su labio ante el dolor, cerrando los ojos.

Un brazo la apretó desde la espalda, y otro tomó con fuerza su muñeca, alejándola del capo.

- Maria José. Tranquila, no te hagas daño.

Una ola de desilusión cruzó la mente de Poché, pero la alejó rápido de sus pensamientos y le sonrió a Sebas

- su Te llevo a casa?

- No, para eso estoy yo - la voz de Daniela resonó en el vacío del estacionamiento, la chica abrió la puerta del asiento del copiloto y llamó con un gesto de la mano a Poché, quien confundida caminó hasta allí y se sentó.

En cuanto la chica mayor cerró la puerta, Calle arrancó, con todo lo que daba su auto, asustando un poco a Poché, pues ella nunca sobrepasaba el limite de velocidad, y era prudente al conducir.

- ¿Qué haces, Calle?

- Te llevo a casa.

- ¿No íbamos donde Juan y Juana?

- Yo no.

- ¿Podrías dejar de ser tan cortante? - la rubia frenó y miró a Poché - ¿Que pasa?

Calle apartó la mirada, observando peón la ventana el apartamento de Poché.

La más baja se desabrochó el cinturón, acercándose a la rubia y tomando sus manos.

- ¿Que pasa, Calle? - Tomando un mechón de cabello de la otra y poniéndolo tras la oreja de ésta, Poché le sonrió a su mejor amiga

- No...no quiero hablar.

- ¿Por qué?

- Porque no es importante, Majo.

- ¿En serio? - Calle asintió - Pues no parece "no importante"

Poché rodeó con sus brazos a Daniela, apretándola todo lo que sus brazos le permitían, la más alta recostó su cabeza sobre la cabeza de la castaña y cerró los ojos.
La mayor comenzó a tararear una de las canciones favoritas de ambas, acariciando la espalda de Calle.

- Te amo, Calle.

- Yo te amo a ti, Poché.