Convirtiéndose en el uke ideal & Camino separados & Atte. Un compañero.
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—Creo... creo que estamos incomodando al chico— Sebastián dejó escapar un pequeño jadeo mientras alejaba al de cabellos negros un poco de si, estaba sentado sobre un banco de la plaza e Iván estaba sentado a horcajadas sobre él mientras se besaban.
El chico miró de reojo hacia su costado donde un chico de cabello negro estaba mirando de manera desesperada hacia a otro lado teniendo su capucha puesta tratando de evitar mirar a la pareja.
—Pues que se vaya de nuestro banco— sonrió divertido antes de volver a inclinarse para besar a su novio pero el castaño negó con la cabeza.
—Él estaba aquí antes de nosotros, Iván... es su banco...— habló algo divertido acariciando con ternura la mejilla de su pareja que infló las mejillas en proceso.
—¡A él no le importa!— reclamó en berrinche.
—En realidad si me importa...— dijo el extraño de pronto haciendo que la pareja lo viera, las mejillas del otro estaban rojas aunque eran tapadas un poco por la capucha.
—¡No te hablaba a ti!— Iván respondió algo fastidiado.
—Estás sacando conclusiones malas de lo que siento, creo que si me incumbe... ustedes se besan como que si se fueran a arrancar la ropa en segundos...— se removió incomodo antes de mirar a otro lado, sonrojado.
—Lo siento...— se disculpó Sebastián algo apenado mientras rodeaba un poco más la cintura del menor el cual se notaba de mal humor.
—¡Puedo besarlo como se me de la gana!— se apoyó en su pareja haciendo un puchero.
—Pero no en mi banco...— el desconocido se cruzó de brazos, algo enojado.
—¡No veo tu nombre por ningún lado!— reclamó al instante.
—¡Yo llegué primero!— rectificó.
—¡Eso no te da poder de nada!— Iván dejó de apoyarse en su novio girándose un poco para mirar directamente a el otro tratando de fulminarlo con la mirada pero el chico pareció no inmutarse.
Por suerte, hasta ahora, ninguna mirada mataba.
—Ya no peleen...— trató de intervenir el castaño.
—¡Callate!— gritaron los dos al mismo tiempo sorprendiéndolo.
—Uhm... bueno— Sebastián sonrió divertido mirando hacia otro lado pensando que después de todo la pelear verbal no era tan mala. Parecían dos divas peleándose porque habían llevado el mismo vestido sin querer.
—Entonces... ¿Se van de mi banco si se van a besar así?—
—Ajá, si claro su majestad... yo hago lo que quiero— y diciendo esto colocó una mano en cada mejilla de su novio antes de besarlo intensamente, el castaño no pudo evitar cerrar los ojos correspondiendo acariciando la mejilla del más pequeño.
El de capucha rodó los ojos y prefirió mirar para otro lado, sentándose lo más alejado posible de la pareja.
De pronto a lo lejos vio a una pareja tomada de la mano caminando tranquilamente, se sorprendió al notar que eran iguales a los que tenía al lado pero obviamente vestidos de otra forma y el más bajo traía lentes.
Miró hacia su lado encontrándose con que el par de chicos seguía a su lado antes de volver su vista hacia los otros los cuales se sentaron en un banco bastante alejado aún sostenido de las manos, pudo observar como apenas se inclinaban hacia el otro haciendo rozar sus narices para luego mirar hacia el paisaje.
Definitivamente debía cambiar de banco.
Que Fabian lo buscara, si debía elegir entre las dos parejas iguales prefería la inocente que no parecía hacer más que pequeños gestos dulces, los otros eran muy... pegados.
Pero... ¿No estaría arruinando el ambiente para la otra pareja que no le hacía daño al mundo? No era lo mismo estar sentados en un banco solos que con un acompañante, a los que se comían a besos no les importaba pero una pareja más tímida seguramente si.
Aunque la pregunta más importante era ¿Qué hacían dos parejas exactamente iguales en la misma ciudad?
—¡Deja de besarlo tanto, pareces una aspiradora!— se quejó antes de mirar la hora, aún faltaba para la hora acordada.
—¡Pero que molesto eres!— Iván volvió a mirarlo algo enojado aunque sonrojado por el reciente beso con su novio.
—¿Por qué no son como esa pareja de allí?— señaló hacia la banca alejada de mal humor haciendo que el par de novios mirara. El de cabellos negros se puso serio y Sebastián arqueó la ceja.
—Porque ellos son unos aburridos... ¿Por qué rayos nos los cruzamos en todos lados?— habló con tono algo fastidiado mientras negaba con la cabeza.
—Tal vez porque estamos teniendo las mismas decisiones a los lugares que vamos a ir...— Sebastián se sentía más divertido que otra cosa, hacía algunos días que seguían en la ciudad y aunque algunos todavía los confundían ya casi no. Aunque era bastante diferenciar entre su Iván y el Iván de lentes, lo no tan fácil de diferenciar era entre él... y su hermano gemelo perdido.
—¿Son sus gemelos?— el chico preguntó curioso.
—¡No! Son solo gente que se parece a nosotros... mejor vayámonos de aquí antes de que nos lo crucemos y se te ocurra devolverle sus lentes... — se levantó de las piernas de su novio agarrando sus manos, el castaño dejó escapar una risa ante lo dicho.
—¿Sigues con eso?— dijo bastante divertido, el chico rodó los ojos y tiró de él sin soltarlo.
—¡Solo sigamos camino! ¡Adiós, amargado!— dijo lo último saludando hacia el desconocido.
—¡Es Rafael!— reclamó.
—Ni que me importara— Iván le sacó la lengua pero el más alto le sonrió de forma amable despidiéndose moviendo la mano desde lejos.
Rafael suspiró al ver a la pareja alejarse y volvió a mirar hacia la otra pareja pensando que eran demasiado tiernos, al parecer lo único que tenían en común era su aspecto.
Se preguntaba como habían terminado conociéndose, los amores de secundaria solían ser muy lindos... si no eras un idiota como él que había lanzado todo por la borda en sus años de esa época.
Al menos ahora estaba en la Universidad y sus últimas decisiones habían sido para bien.
—¿Hace cuanto llegaste?— sonrió al escuchar esa voz y se paró, odiaba que Fabian fuera más alto él pese al tiempo.
—Hace mucho, además que una pareja invadió mi banco...— se quejó mirando hacia a otro lado cerrando los ojos cuando su novio le revolvió el cabello mientras reía.
—Lamento haber llegado tarde para salvarte, entonces...— dijo de manera bromista antes de rodear sus hombros con su brazos y besar su mejilla muy cerca de sus labios.
—Tengo hambre...— murmuró algo sonrojado mirando hacia su pareja el cual sonrió asintiendo.
—¡Pues vamos a comer!— ambos se agarraron de las manos antes de empezar a caminar, pero antes de alejarse del todo Rafael miró sobre su hombro a la pareja que seguía sentada sobre el banco.
Se preguntó si tal vez Fabian y él pudieron haber sido así si no hubiera sido tan idiota en su adolescencia.
Los amores de esa época, efímeros o no, eran hermosos.
Mientras tanto Sebastián le quitaba los lentes a Iván poniéndose a él mismo haciendo reír al más bajo el cual le acomodó los lentes como pudo.
—Te ves bien— alagó Iván sonriendo volviendo a tocar su nariz con la suya con las mejillas sonrojadas, que nadie estuviera en el parque hacía que sus defensas bajaran un poco.
—Pero casi no veo— Sebastián dejó escapar una risa antes de quitarse los lentes y volver a ponérselos a su pareja —Listo, tu si te ves hermoso— sonrió entrelazando sus manos antes de darle un pequeño y casto beso en los labios que lo hizo sonrojarse.
Ellos no necesitaban mucho más por ahora más que esos pequeñas muestras de afecto.
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Relatos Mixtos
Random¿Qué pasaría si el Iván y Sebastián se Atte. Se encontraran con los de Convirtiéndose en el uke ideal? ¿Y si se encontrarán con Fabian? ¿O con Nahuel? Aquí habrán one-shots de los encuentros de mis personajes de distintas historias. Advertencias:...