tan sencillo como un abrazo

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Mario había salido tras ella. Era el que mejor le entendía, y no podía ser otra persona la que fuera a buscarla. Él se había convertido en alguien muy especial para ella, la conocía perfectamente, cada uno de sus gestos, de sus miradas, de sus señales, nadie la conocía mejor que el. Era uno de los pocos que sin pronunciar una mínima palabra podía hacerle feliz en segundos.

Por fin la encontró, y no la volvió a soltar en toda la noche. No le hacía falta ningún tipo de explicación, simplemente le abrazó. Era la sensación más bonita de todo el puto mundo. No necesitaba nada más. Ella tenía como costumbre decepcionar a todo el mundo, incluso a ella misma, pero el siempre estaría allí para hacerle ver que eso no era cierto, que siempre puede sacarse un lado bueno de las cosas. Era único, y ella lo sabía a la perfección. No necesitaba más.

Quién tiene una persona así en su vida, tiene el mayor tesoro que puede tener cualquiera en esta mierda de mundo.

Esta vez sera diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora