Capítulo 1

22 0 0
                                    

Amber

Arrepentimiento apretaba mi pecho, amenazando con romperme.  Esto era un nuevo comienzo; no podía dejar mi temor tomar lo mejor de mí de nuevo. Arriesgué otra mirada a papá. No estaba solo mi felicidad en la línea si fallaba. Sus manos agarraban el volante como si fuera la única forma de mantenerse petrificado. No miraba hacia mí. Casi nunca lo hacía. Sus ojos marrones estaban muy lejos, cautivos en algún lugar en el pasado, sin duda. Perdido en un tiempo cuando las cosas eran más fáciles, en un tiempo cuando todavía era yo, cuando sabía cómo ser feliz.

Me giré hacia la ventana. Autos y casas eran una raya de color mientras conducíamos. Los mareos del movimiento se mezclaban con nervios en mi estómago.

¿Por qué pensé que esto era una buena idea?

Porque después de tres años de esconderme en casa, sentí las paredes cerrarse sobre mí; porque la mayoría de los días no podía siquiera soportar la vista de mi habitación. Y aún era un lugar seguro para mí, posiblemente el único lugar seguro. Un lugar donde nadie me molestaría, donde podía estar sola, excepto por las horas que pasaba con papá después de que llegaba a casa del trabajo.

Pero no podía seguir así, o nunca aprendería a vivir de nuevo.

Aprender a vivir de nuevo.

Eso era todo lo que papá quería que tratara. Estuvo demasiado preocupado por mí por los últimos tres años, y por razones completamente diferentes a las que la mayoría de los padres se preocupan por sus hijos adolescentes. Pero nunca tuve la oportunidad de ser una adolescente. El incidente impidió eso, y aunque solo tengo diecinueve el peso de la carga sobre mi alma me hace sentir como si hubiese vivido durante más tiempo.

Me sentía vieja, desgastada, drenada.

La chica feliz de antes había desaparecido, reemplazada por una sombra de mi antiguo yo.

A veces ni siquiera me reconocía, y solo podía adivinar cuan peor era para papá y mi hermano presenciar cómo había cambiado; como lentamente me transformé en un cadáver pasando a través de los movimientos del día porque tenía que hacerlo, no porque quería hacerlo.

Sabía que era el momento de salir de mi concha y socializar. Deseaba que fuese tan fácil como sonaba, pero si una cosa no era fácil para mí, era ponerme en contacto con otras personas. La proximidad era una tortura pura para mí. Me daba escalofríos. Las personas me asustaban. A  veces me preguntaba si siempre sería así.

Odiaba cuando las personas me miraban como si fuese un bicho raro por la forma en que actuaba. Había tratado tan duro ser como ellos, trataba de actuar normal.

Pero normal requería estar cerca de la gente, y lo que la cercanía me permitía recordar de lo que sucedió, era la única cosa que temía más que la cercanía de mi misma. Recuerdos... que me recordaban lo que sucedió y lo que perdí, era demasiado para soportar. Ellos me recordaban lo que nunca podría ser.

Estaba rota.

Rota sin ninguna oportunidad de ser reparada.

Rota.

Nunca volvería a ser como era antes del incidente, nunca podría ser reparada. No es que alguien tratara alguna vez de arreglarme, no es que yo hubiese permitido que alguien tratara.

Era más fácil aceptar que estaría rota por el resto de mi vida. Algunas cosas no estaban hechas para ser rotas, y por lo tanto no podían ser reparadas, jamás. Yo era una de esas cosas. Lo que sea que había sido destrozado en el incidente, estaba bastante segura de que era yo misma, todo mi ser, nunca estaría completo de nuevo.

No era como romper un jarrón y simplemente ponerlo junto de nuevo con algo de pegamento. No había tal cosa como pegamento para un alma rota, un ser todo como yo. Fue la comprensión que hice un par de meses después del incidente y de alguna forma la compresión hizo mi vida mucho más difícil, pero a la vez fácil. Difícil porque sabía que no había ninguna esperanza, fácil porque finalmente sabía que no había ninguna esperanza. Tener esperanza, y tener que ver tus esperanzas ser destrozadas una y otra vez, era mucho peor que no tener ninguna esperanza. Incluso los extraños podían ver que yo no era normal. Ese es el por qué raramente salí de casa por los últimos tres años, pese a los esfuerzos de papá para devolverme a la vida. Se rindió eventualmente e incluso contrató un profesor jubilado para enseñarme en casa por los últimos dos años de la secundaria. Tenía un montón de amigos antes del incidente, pero después la idea de enfrentarme a cualquiera de ellos de nuevo era demasiado aterradora.

Peterborough era una ciudad pequeña y los rumores sobre el incidente se extendieron como pólvora y las especulaciones estaban sobre las noticias.

Las únicas personas que tenían un escaso conocimiento sobre el incidente eran papá, mi hermano Brian, y el personal del hospital que me había tratado en las semanas siguientes, pero incluso ellos no sabían todo; si tuviese una opción en la materia; fue que permaneciera de esa forma hasta el día que me muriera. Me gustaría llevar la verdad hasta la tumba.

Hubiese tenido éxito, si papá no me hubiese salvado dos veces. Después de mi segundo intento, él comenzó a sollozar. No recordaba haber visto llorar en serio a mi papá. Me dijo que no sobreviviría si me perdía, también. No después de haber perdido a mamá con el cáncer cuando yo tenía solo doce.

Incluso Brian, mi hermano invisible, tenía lágrimas en sus ojos cuando me visitó en el hospital después de mi segundo intento. Después de eso, decidí tratar de soportar mi vida por su bien. No los heriría más de lo absolutamente necesario. Papá estaba sufriendo lo suficiente, forzado a cuidarme todos los días mientras Brian se había ido a la universidad poco después del incidente. Él se había salvado de la mayor parte del drama.

Cuando le sugerí a papá que quería comenzar una nueva vida, no tenía idea de cómo hacerlo exactamente. La única cosa que tenía clara desde el comienzo era que quería salir de mi ciudad natal. Papá vino con una solución que sonaba increíblemente bien al principio: podía mudarme con Brian y su mejor amigo.

Estábamos casi allí, solo unos minutos más antes de llegar a mi nuevo hogar. Una sensación de enfermedad se extendió en mi estómago y cerré los ojos por un instante luchando por vencerlas.

—¿Estás bien, Amber? —el tono preocupado de papá me hizo abrir los ojos, pero evité mi vista en la mirada de preocupación y desesperación en su rostro.

—Estoy bien, Papá, —le aseguré. Acaricié la suave piel en la espalda de Pumpkin en un intento de calmarme. Como de costumbre, mi gato me premió con un bajo ronroneo y se presionó más cerca en mi regazo. Cogí a mi papá mirando al gato con nostalgia y casi rompió mi corazón. Papá no tenía razón para estar celoso de un gato. Sin embargo no me atreví a tomar su mano o abrazarlo. Quería, pero algo me detenía.

Nuestro auto se detuvo en la calle donde Brian vivía. Esto era: mi oportunidad de comenzar una nueva vida. Papá estacionó el auto y apagó el motor. No me moví y tampoco lo hizo papá, pero lentamente giré la mirada a un lado. Mi corazón salto en mi garganta.

Allí, frente a un edificio de cuatro pisos de apartamentos de piedra rojiza, estaba de pie mi hermano, mirando el coche con incertidumbre. Él no era del tipo vacilante, pero conmigo era diferente. Era la razón para su incertidumbre. Probablemente estaba preocupado por mí. Siempre preocupado.

Papá abrió la puerta y salió del auto antes de caminar hacia Brian. Se abrazaron. No había ninguna duda, ni incomodidad.

Envolví los brazos a mí alrededor. Quería eso también.

Luché contra las lágrimas amenazando con caer, y tomé una respiración profunda abriendo la puerta y saliendo del auto. Presioné mi gato un poco más fuerte contra mi pecho mientras me acercaba a Brian y a papá. Estaban hablando con otro chico. Era incluso más alto que Brian, que medía 1.86, e incluso más musculoso. Su oscuro cabello estaba muy corto y estaba usando una sudadera BU (Universidad de Boston) . Debía ser Zachary, el mejor amigo de Brian.

Una nueva ola de pánico se precipitó sobre mí pero obligué a mi rostro en una máscara neutral.

Estaban mirándome como si esperaban que tuviese un colapso de histeria en cualquier minuto. Al menos, eso es lo que me dijeron las expresiones de papá y Brian.

No les probaría que tenían razón. Seria fuerte por su bien, y quizás incluso me las arreglaría para fingir que era feliz. No podía ser tan difícil.

Había visto otras personas ser felices. Podía copiarlos. Papá se mantenía diciéndome que necesitaba ser feliz de nuevo o ellos ganarían. En el fondo sabía que ya habían ganado. Ellos querían romperme, y me rompieron. Ganaron, y ese pensamiento hizo que vivir fuese mucho más insoportable. Ellos ganaron, y no había nada que pudiese hacer al respecto.

Habían ganado.

Suspirando silenciosamente, tomé los últimos pasos hacia papá, Brian y Zachary

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jul 18, 2017 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Not Meant To Be BrokenWhere stories live. Discover now