Un amor un tanto extraño (Toddy x tú) FNAFHS

Un día "normal"

—¡Llego tarde! ¡Llego tarde! —eran las palabras que se repetía una chica de pelo (c/p), mientras se levantaba y apagaba el despertador para que dejase de romperle los tímpanos

Bajó corriendo las escaleras, y no vio a nadie más dentro de su hogar.
No era nada fuera de lo normal.

—Bueno, supongo que iré a la escuela sin desayunar

Suspiró, y se colocó la mochila en su espalda.
No pesaba tanto puesto que la mayoría de sus libros ya estaban en la escuela, dentro de su casillero.

___ salió corriendo de su casa hacia el instituto.
Corría lo más rápido que sus piernas le permitían mientras también prestaba atención a no darse un golpe con una farola.
La escuela quedaba a veinte minutos de su hogar, y su primera clase empezarían menos de diez minutos.

Dejó de correr por un par de minutos, esperando que el autobus pasase y pudiese llegar al menos unos minutos antes.
Pero lo único que logró fue perder más su preciado tiempo.

«El autobús debería estar aquí»

Maldiciendo de esa maneradentro de su cabeza, no lograba nada, pero era una acción que no se saltaría antes de volver a su carrera contra el reloj.

Después de trotar hasta la escuela, y llegar por los pelos a su salón de clases, nuestra prota, ___, se sentó en su asiento de todos los días.

Su respiración seguía agitada y entrecortada por el correrero, intentando recuperar poco a poco el aliento que había perdido en su camino.

—Bueno clase —habló el profesor, entrando por la puerta—. Empecemos directamente con la clase y no nos entretengamos. Deberán hacer un dibujo de algo... o alguien que odien. Tienen 30 minutos.

___ sonrió, y sacó su libreta, ya teniendo una imagen clara de su obra maestra.
Toddy.

No la soportaba, aquella morena no era más que una niña ingrata, malcriada, presumida y egoísta.

«Eso, sin duda, es lo que más odio»

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30 min. después
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— Bien, el tiempo se terminó.

Tan pronto todos los estudiantes dejaron sus lápices y demás materiales sobre sus mesas, el profesor volvió a hablar.

—¿Por qué no hacemos una pequeña ronda, mostrando lo que más odian? —el adulto pareció pensarlo durante unos segundos, antes de verle directamente a los ojos—. ___, ¿qué te parece mostrarnos tu dibujo primero?

Incluso si lo decía con un tono de pregunta, sabía que no tenía mucha opción.

La anteriormente nombrada comenzó a maldecir dentro de su cabeza, una vez más.

«No me importa que todos viesen que odio a Toddy, pero ella está también en este salón. Será muy incomodó»

Aunque seguía con cierta duda, no quería poner al profesor de malas. Menos aún a primera hora.

La chica se levantó de su silla y caminó lentamente hasta quedar a un lado del profesor, delante del salón.
Una vez ahí, presionó la hoja de papel, en la cuál estaba su dibujo, contra su pecho mientras sentía como su corazón latía más rápido de lo normal.

—Enseña tu dibujo a la clase, por favor

—... De acuerdo

El adulto era quién lo estaba pidiendo. No sería su culpa si se armaba un escándalo.

Le dio vuelta a la hoja dejando ver un retrato, casi perfecto, de una de sus compañeras de clase.
Toddy.

Hubieron unos segundos de silencio incómodo. Ni el profesor que le había hecho mostrar su dibujo se atrevió a decir nada.

La primera en hablar desde que había mostrado su trabajo, fue la misma chica que acaba de dibujar.

—O sea, ¿yo ahora que te hice, fea? Además ese horroroso dibujo, ni se me parece

Como mínimo, ya podía garantizar que no tenía ninguna clase de arrepentimiento sobre lo que acababa de hacer.

—Eres insoportable, Toddy

—Nadie te ha preguntado, ___

—Señorita Toddy —el maestro fue quién les detuvo de seguir diciéndose más cosas así entre ellas—, por favor. Ya hemos tenido quejas de otras alumnas por su culpa.

La morena rodeó sus ojos, antes de bajar su mirada hacia sus uñas mientras decía:

—Como sea

El profesor le dejó sentarse de nuevo, y sólo podía sentirse aliviada de lo tener que seguir estando parada delante de la clase por más tiempo.

Para el final de la clase, todos habían mostrado sus dibujos.

Todos excepto Toddy. Esa pija dijo no dibujó nada ya que:
"No tengo porque hacer lo mismo que estos fracasados"

Habían momentos en los que no quería hacer nada más que tirarle una silla a la cara.

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Cuándo todas sus clases acabaron, ___ se dirigió hacia el lugar en el que su banda debería estar practicando.

Pero fue recibida por la sorpresa del salón vacío.

Sin banda no habría mucha práctica, por lo que estar allí tampoco aportaría demasiado quedarse allí sola.

___volvió a salir del aula, pensando que podría dar un pequeño paseo por los pasillos de la escuela.
La mayoría de estudiantes ya se habían ido, con la excepción de los adolescentes que tenían actividades de su club.

Mientras caminaba, un salón le llamó la atención.
Más que nada porque podía escuchar voces en el interior. Y no parecían de las más contentas.

___ se detuvo delante de la puerta, reflexionando por unos segundos, antes de decidir que un pequeño vistazo no le hacía daño a nadie.

Asomó su cabeza levemente por la puerta, viendo a cuatro personas.

Una chica de pelo blanco y un mechón rosa, otra chica rubia, un único chico de pelo turquesa, y por último... estaba Toddy.

Aunque quisiese simplemente darse la vuelta y seguir con su camino, algo le hacia quedarse allí, prestando atención a lo que sucedía.

—Toma estos auriculares —escuchó como la albina le decía a Toddy

Esta última obedeció y se los colocó, más notó que no presionó ningún botón en el teléfono que tenía entre sus manos para que la música empezará.

—¡¿Que crees que haces, Bon?!

Esa chica definitivamente no estaba contenta por algo.

—S-solo acepten que se quede —el chico suplicó—. Ya sé que es mala, pero solo aparenten que está dentro de la banda, ¿sí?

La chica que parecía ser la líder de ese grupo, no parecía convencida.

Pero tras unos segundos, se dio por vencida en intentar negarse.

Inclusive tras aquella conversación,

___ no olvidaba que Toddy no había hecho sonar ninguna canción, ni nada en su móvil.
Lo que significaba... que había oído todo eso.

La cabeza de la pelirrojo estaba agachada, pretendiendo estar mirando el teléfono.
Pero con sólo darle un vistazo a su rostro, algo le quedaba claro. Estaba aguantando las ganas de llorar.