El gran salón se encontraba decorado por un sinfín de elegantes candelabros que iluminaban cada escondido rincón de la habitación. Las grandes y prominentes mesas eras vestidas con largos y finos manteles de colores dorado y rojo, yendo acorde a la época del año, mientras que decenas de personas se aglomeraban en aquel lugar oloroso a presunción y perfume costoso. Como ya era costumbre, dentro de la casta privilegiada se celebraba una extravagante e innecesaria fiesta, que sólo obligaba a los omegas a usar un molesto corsé y un ridículo polisón*, lo más incómodo nunca antes diseñado, pero que al parecer era del gusto de los alfas, quienes orgullosos presumían la de belleza de sus omegas.
JunMyeon odiaba con todo su ser ese tipo de reuniones, mas al ser el hijo único de un importante y reconocido tenedor de libros, tenía un compromiso que le obliga a asistir a ellas, además desde su posición como omega no podía negarse a nada que mandara el alfa de su familia. A veces el heredero Kim deseaba con todas sus fuerzas el haber nacido como beta, al menos así sus padres le esconderían y no le obligarían a "mostrarse en sociedad", sin embargo, todo pensamiento deprimente y aburrido se esfumó cuando tuvo la dicha de conocer al joven que robaría por completo su corazón, aquel afortunado se trata de Oh Sehun, hijo de una importante familia de inversionistas y alfa mayor de cinco hermanas y hermanos.
Desde el primer momento en que conectó miradas con aquel imponente ojiazul, el omega de cabellos rosas supo que había encontrado a su "pareja destinada"; Sí, aquel cuento de hadas que su madre le contaba todas las noches durante su infancia, se había hecho realidad gracias a la majestuosa presencia de aquel alfa, quien nunca pareció ser indiferente a los sutiles coqueteos de Junmyeon.
Pasado aquel bello primer encuentro, no existía fiesta o evento a la que Kim no asistiera. Siempre se encontraba al pendiente de los próximos eventos sociales, y de las principales pasarelas de moda, pues no había vestido que no adquiriera para poder modelarlo delante del heredero de los Oh, quien con ojos de depredador y una fina sonrisa le alagaba lo bien que lucía aquellas prendas.
― Como siempre es honor saludarle. ― Habló Sehun, acercándose con una leve venia al pelirrosa.
― El honor es completamente mío, estimado joven Oh. ― Le respondió con una bella y amplia sonrisa, mientras se abanicaba con tal fuerza, que hacia volar unas cuantas hebras de su flequillo.
Sehun tan sólo atinó a sonreír ante el mensaje trasmitido por aquel objeto de tela y madera, pues sabía muy bien lo que aquel gesto significaba: "He pensado mucho en ti"
Gracias a la época en la que vivían, el que un alfa y un omega solteros se encontraran platicando con familiaridad, siempre llamaba la atención de un sin número de miradas que juzgaban o criticaban aquel acto inusual, debido a esta razón, los jóvenes omegas inventaron un sistema de mensajes que sólo podían ser transmitidos mediante el abanico, objeto que era imprescindible en su vestimenta diaria. Los alfas sólo podían saber este lenguaje si contaban con un omega de plena confianza, generalmente hermanos o primos cercanos; En el caso del Oh, quien le enseñó este bello arte fue LuHan, su viejo amigo de infancia.
― Me agrada saber ello. ― Respondió ensanchando su sonrisa. ― ¿Cómo se encuentra su padre? He escuchado que se ha encontrado mal de salud. ― Preguntó siguiendo con aquella plática aparentemente protocolaria, todo para no meter en problemas al omega.
― Aún padece de algunos problemas, pero espero que se recupere pronto. ― Jun, cerró con cuidado su abanico, deslizándolo con delicadeza sobre su mejilla derecha.
"Te amo**"
― También yo...― Contestó con la más sincera de sus sonrisas, quedando embobado por la belleza que desprendía su omega, porque sí, durante todo ese tiempo de coqueteos a la lejanía, ambos se las ingeniaron para verse a solas y así poder proclamar al de cabellos de algodón de azúcar como suyo. ― También espero que su padre se recupere pronto. ―
Pasaron algunos segundos en silencio, los cuales Junmyeon aprovechó para abanicarse lentamente por encima de los labios, enviándole así a su amado, el más tierno y secreto de los besos. Por supuesto, Sehun entendió aquello, por lo que levantó su copa con vino, agradeciendo tan especiales cariños.
― Sehun, tiempo sin verte amigo mío. ― Una tercer voz interrumpió el encuentro de los amantes secretos. Dicha voz pertenecía a Kim JongIn, hijo del primer ministro del gobierno.
― Lo mismo digo, ¿Has estado tan ocupado para no atender a tus amistades? ― Mencionó en broma, observando como Jongin se colocaba enfrente a Junmyeon, ignorando por completo la presencia del omega; Aunque el gesto podía considerarse grosero, esto era de lo más común cuando se trataba de un omega. Sehun pasó aquel acto por alto, aunque pon dentro la sangre le hervía por el trato tan miserable que SU Junmyeon había sufrido.
― Ya sabes cómo son los asuntos a tratar cuando sé es el único alfa. Hablando de ello, tengo que decirte que -- ― El azabache ignoró por completo a su moreno amigo, pues su atención se concentró totalmente en los movimientos que el pelirrosa realizaba con su abanico:
"Lo siento." Expresó Jun al pasar su abanico cerrado por encima de sus parpados ligeramente decorados por maquillaje en tonos pastel. Después de aquello, abrió por completo el abanico, y sosteniéndolo con ambas manos dio el más triste de los mensajes: "Será mejor que me olvides"
Los zafiros del joven Oh se abrieron con sorpresa, su expresión denotaba desesperación, y un enorme ¿Por qué? Se atascaba en su garganta, y aunque su corazón se había congelado, aquello no había sido lo peor...
Reteniendo sus lágrimas haciendo que sus ojos ámbar se humedecieran, JunMyeon pasó a abanicarse fuertemente a la altura del pecho, dando así el golpe final en el alma de Oh SeHun: "Estoy comprometido".
― Apenas la semana pasada se tomó la decisión, pero no puedo oponer quejas. ― Dijo JongIn, quien en todo ese momento no había dejado de hablar, ignorando por completo la dramática y triste situación que se vivía a su alrededor.― Mi padre me consiguió un futuro esposo bastante lindo, ¿No lo crees? ― Y con una sonrisa que podía denotarse burlona, el moreno tomó del brazo a Junmyeon, como aquel persona que exhibe un nuevo trofeo, un objeto ajeno carente de cualquier valor sentimental. ― Nos retiramos, tenemos que ir a anunciar el compromiso a los invitados. ― Sin ni siquiera voltear a ver al pelirrosa, le obligó a caminar hacia el escenario principal, donde ya varias personas se reunían para celebrar la "maravillosa" noticia que el hijo del ministro tenía que comunicarles.
― Hasta luego, joven Oh. ― Se despidió el omega, dejando caer su abanico frente al alfa de ojos azules, dejándole el último y más bello de los mensajes ocultos que podía existir en aquel lenguaje: "Siempre te perteneceré"
Esa noche, la avaricia, el hambre de poder y el amor dejaron daños irreversibles en dos personas; La primera obtuvo un corazón roto y un abanico color durazno como único recuerdo de su más grande amor. La segunda persona implicada se quedó con la satisfacción de haberse entregado en cuerpo y alma al único ser que amará con locura, mientras que un oculto tercer participante, trataba con todas sus fuerzas de ignorar el aroma de otro alfa que yacía sobre la piel de su prometido.
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* Es el vuelo de las faldas que se concentraba hacia atrás de forma que se sostenía con un pequeño cojín sujeto a la enagua.
** Realmente ese gesto quiere decir "Te quiero", pero el "Te amo" suena más bonito <3.
Lo siento, por alguna razón siempre termino metiendo indicio KaiHo, aunque en este one-shot, JongIn no siente nada por JunMyeon, ni viceversa , pero #KaiHoShipper.
Lo hice Omegaverse porque quería travestir al conejo.
Pronto actualizaré mis otras historias, lo prometo <3.
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El lenguaje del abanico ◊ SeHo
FanfictionA finales del siglo XIX y principios del XX, los jóvenes omegas de alta clase desarrollaron una sistema de comunicación especial para poder transmitir sus más puros sentimientos sin que nadie mas que su amado en cuestión se enterara de ellos. ♥ Agr...