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Estaba recargada en la mesa mientras escribía en una hoja rosa que me había dado una chica de mi instituto.

Me llamo Victoria West. Tengo 17 años.

Unas chicas estaban haciendo una antología para conocer a todo el instituto o bueno, solo de la clase de literatura.

Nací en...

¿Dónde nací?

Era cierto que no sabía dónde nací. Vivo en Londres desde que tenía 3 años. Pero no sé dónde vivía antes y nunca lo pregunte porque... ni yo lo sé, tan solo nunca tuve la duda.

¿Me salto la pregunta? O mejor ¿voy a preguntarle a mi madre?

Agarre mi chaqueta y salí del invernadero o como yo lo llamo "Mi choza". El invernadero es el único lugar en donde puedo estar sola y hacer lo que quiera o bueno, algo así. Porque mis "ayudantes" o "sirvientes" me cuidan demasiado. Vigilan cada cosa que meto y tengo dentro de mi choza.

― ¿A dónde va, señorita?

― Voy a preguntar algo a mi madre.

― Vamos.

Él es Robert. Es mi "cuidador" me acompaña a cada rincón de la casa a la que voy (excepto al baño y mi habitación).

Caminamos hacia la mansión.

― La señora está en su despacho ― dijo mientras entrabamos.

― Gracias, Robert.

Me dirigí al despacho y él iba detrás de mí.

― ¿Está ocupada? ― le pregunte a Robert, el me respondió con un encogimiento de hombros.

Toque la puerta.

― Adelante.

Abrí la puerta.

― Hola, madre.

Mi madre estaba pintando en un lienzo.

― Victoria, ¿se te ofrece algo?

Entre y cerré la puerta, dejando a Robert al otro lado de ella.

― Sí ― me senté en un banco que estaba cerca de ella.

La relación que tengo con mi madre no es buena ni mala, es algo neutro. Porque me tiene vigilada como si fuera una prisionera.

― Quiero saber en qué lugar nací.

Levanto la vista de su pintura.

― ¿Para qué?

No le puedo decir para lo que es realmente, no me lo diría.

― Para... una ¿qué? Ah, sí... tarea.

¡Dios! ¿Por qué no sé mentir?

― ¿Sí?

― Sí.

― ¿Estás diciendo la verdad?

¡No!

― ¿Sí? ― dije, pero eso sonó más a pregunta que afirmación.

― Le voy a preguntar a tu profesor.

― ¡No! Está bien, es para una chica que está haciendo una antol...

― No.

― ¿Qué?

― No te doy el permiso para responder esa hoja, la rompes y tiras al cesto de basura... o mejor, me la enseñas.

― Pero... ¿madre?

Ella me dio una mirada que decía "Atrévete a decir una palabra más y ya verás". Regreso a su pintura.

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⏰ Última actualización: Sep 15, 2017 ⏰

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