Escalofríos.

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En las últimas semanas me había sentido vigilada, era extraño, nunca antes me había pasado. Mi paranoia se intensificaba por las noches, cuando me separaba de Eren y Armin para ir a dormir. Anteriormente esperaba a que mis compañeras desocuparan las regaderas para utilizarlas a solas, pero desde que empecé a sentir esa angustia trataba de siempre estar acompañada, a media noche sentía la presencia de alguien afuera de mi dormitorio, las demás chicas dormían tranquilamente, mientras que yo trataba de alejar los temores que me ahogaban.

Una de esas noches tuve mucha sed, para mi mala suerte esa noche olvidé llenar la jarra de agua que tengo a lado de mi cama, pensé en llamar a Historia o Sasha para que me acompañaran a la cocina, pero recordé que una ocasión me molesté mucho con Sasha porque me despertó a media noche para exactamente lo mismo, la llamé miedosa e incluso tonta por creer correr un riesgo en los 50 m que separaban la cocina de los dormitorios. Resignada decidí enfrentar mi miedo y salí del dormitorio, no puedo creerlo, pero miré hacia todos lados como un ladrón o un asesino intentando escapar sin ser descubierto, al asegurarme que no había nadie caminé apresuradamente hasta la cocina, ahí repetí lo que hice al salir del dormitorio, cuando estuve segura de que no había nadie entré y busqué un vaso para tomar agua. Estaba bebiéndola tan tranquila cuando

"Buenas noches Ackerman"

Escupí el agua que tenía en la boca por el susto, de pie en la puerta, descalzo, solo llevando puestos unos pantaloncillos blancos para dormir estaba el sargento Rivaille que haciendo caso omiso a mi reacción buscó un vaso y se sirvió agua. Cuando terminó de beber dejó el vaso en una mesa y se dirigió a mí.

"Bonito atuendo" dijo mirándome de arriba hacia debajo de una manera extraña y una sonrisa poco usual en él, tardé en reaccionar, diablos, no recordaba que solo estaba usando un short muy corto y una blusa delgada que cubría hasta arriba de mi ombligo, cuando sus ojos se encontraron con los míos sentí un escalofrío recorrer mi espalda, justo la misma sensación que había tenido en los últimos días.

"Será mejor que no dures mucho aquí, sabes que no es bueno desvelarse antes de un entrenamiento." Finalmente dijo, dio media vuelta y salió. Suspiré aliviada. No sé cómo explicarlo, pero al tenerlo cerca, él y yo a solas me sentí en peligro. Tomé otro vaso de agua y lo bebí, tomé una jarra y la llené de agua, no correría el riesgo de volver a sentir sed y tener que regresar. Salí más tranquila de la cocina, a fin de cuentas solo era un corto pasillo el que me separaba de la seguridad del dormitorio compartido.

Desearía no ser tan confiada a veces.

Una puerta de servicio que olvidé por completo que estaba ahí se abrió sorpresivamente y un brazo me tomó bruscamente de la cintura jalándome dentro de ella, antes de poder gritar o hacer algo ya estaba dentro de ese pequeño cuarto, la puerta cerrada y yo empapada.

"Mira el desastre que hiciste..." Abrí mis ojos intentando ver en la oscuridad de esa bodega, no podía estar equivocada esa era la voz del sargento "¿Sargento?" Hubo silencio total, sabía que estaba ahí pero mis ojos no se acostumbraban a la oscuridad, de pronto sobre mi abdomen 2 manos subían lentamente hasta el inicio de mi pecho "Te enfermaras si sigues usando esto..."

Espere... ¿qué?

Sin ningún tipo de sutileza me sacó mi blusa que estaba toda empapada y la arrojó a algún sitio de ese lugar, instintivamente cubrí mi pecho con mis brazos llena de vergüenza, yo no podía verlo, pero quien me aseguraba que él tampoco. Lo sentí más cerca, sobre mí, asechándome como un cazador a su presa.

"Joder que he esperado esto por mucho tiempo Ackerman, eres una chica muy intuitiva y me hiciste las cosas más difíciles y al mismo tiempo más divertidas, pero ¿sabes?, por fin este juego de gato y ratón ha terminado y he ganado, ahora, reclamaré mi premio" Dijo a mi oído.

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