Nuestro amor no era como el de los demás.
No había besos tiernos, ni palabras cálidas.
Abrazos protectores ni sonrisas de ensueños,
No había mimos cariñosos ni miradas cómplices.
Palabras de alientos o susurros en las noches.
No habían caricias que te hacían estremecer,
Ni sexo que te hacían llegar al cielo o bajar al mismo infierno.
Nuestro amor era tóxico, como el más letal veneno.
Nuestros cuerpos marcados en señal de que nos pertenecemos,
Nuestros besos eran brusco que el sabor de la sangre se interponían en nuestros labios.
Éramos como la peor enfermedad y al mismo tiempo la más deseada cura.
Éramos como el agua y el aceite, tan diferentes,
Pero tan unidos y tan dañinos.
