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Park Jimin tenía 36 años, diez de estos viviendo en el mismo edificio, seis meses teniendo un nuevo vecino y cuatro de estos sintiendo una indudable atracción por este.

Y sí, su vecino era mucho más joven que él, por lo que sabía gracias a las vecinas chismosas del tercer piso tenía 19 años, por información que había conseguido en carne propia se llamaba YoonGi, Min YoonGi.

Todos los días le observaba cuando bajaba por el correo y el joven chico salía hacia alguna parte, que estaba casi seguro de que era hacia la universidad, Jimin no podía evitar preguntarse al ver su jovialidad y su atractivo físico si él sería un buen amante.

Sí, era absurdo, inmoral y tal vez ilógico pensar en aquello pudiendo ser el padre (aunque no estaba tan viejo para eso) o bueno hasta un tío hablando con razón, pero era su fantasía, su quedo deseo que lo acompañaba en su melancolía.

Ahora mismo mientras cargaba un par de cajas con pétalos de papel recién hechos, lo buscaba con la mirada, ya que estaba cerca el horario en el cual él rondaba por fuera de su departamento, con un poco de dificultad abría la puerta y miraba hacia abajo por el balcón la van de la agencia que transportaba su trabajo hacia su destino. Caminó sin prisa al elevador, y haciendo malabares con las cajas se estiró para llamar al elevador, cosa que no llegó a culminar, ya que la puerta se abrió antes de que se acercara lo suficiente para presionar el botón.

Los angulares ojos de la persona dentro del elevador se clavaron en su ser por un segundo, mientras las bonitas manos de largos y huesudos dedos (con los cuáles había fantaseado de varias formas) apartaban el flequillo de la mata negra que era su cabello, Jimin percibió un olor varonil que sabía que era Armani ya que así siempre había olido su padre, los dos segundos que el joven tardó en salir del elevador fueron casi dos años para Jimin quien estaba hipnotizado por la juventud de YoonGi, quien ahora se alejaba del elevador hacia su departamento.

No perdió más tiempo mirando hacia el hombre de sus fantasías y subió al elevador, sin poder evitar un recuerdo que invadió su mente en cuanto puso un pie en el interior.

Era verano, el elevador estaba fuera de servicio, él estaba soportando cinco cajas en sus brazos y tenía que bajar diez pisos, lo primero que pensó fue en darse por vencido, pero claro, él quería su paga, así que tuvo que desechar la idea con rapidez, soltando un suspiro de resignación decidió bajar el primer escalón.

ㅡ¿Necesita ayuda?ㅡ una voz rasposa y grave habló detrás de él ㅡse ve pesadoㅡ continuó la voz desconocida, Jimin estaba extrañado, nunca había escuchado esa voz antes, como pudo regresó a mirar sobre su hombro al locutor, un joven de cabello negro que caía levemente sobre sus ojos, flacuchento y pálido era quien le ofrecía ayuda, la cuál aceptaría sin ninguna duda, porque ¿por qué no?, él no quería bajar todas esas cajas por sí solo.

ㅡSí ㅡ trató de sonreír ㅡm-muchas graciasㅡ masculló Jimin, sintiendo como tres cajas eran quitadas de sus brazos.

Entonces Jimin las vio, gandes, largas y huesudas, las manos más bonitas que había visto en su vida, y que sí que había visto muchas.

Fue ahí que lo decidió.

Fue ahí que el joven YoonGi se transformó en el amante de sus fantasías.

Pling.

El sonido del elevador llegando a su destino lo sacó de sus memorias, llegó directamente a recepción en donde Ho Seok lo esperaba apoyado en el mostrador tratando de sacarle el número a la muchacha que estaba ahí, como cada vez.

Su trato con Ho Seok no era demasiado, entregar, firmar, decir "ten un buen día " y volver a subir, está vez no fue diferente, todos los pasos se cumplieron y no cambiaron su patrón.

Ad Lib ||YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora