Kim SeokJin

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El humo hacía de su vista borrosa, las luces parpadeantes de colores lo mareban y la fuerte música retumbaba en sus oídos, así como el olor a cigarro, alcohol y sexo eran vomitivos.
Definitivamente SeokJin odiaba su vida. Y odiaba aún más a esos traidores llamados amigos. Ellos sabían perfectamente que Jin detestaba esos lugares, sabían que él prefería quedarse en casa leyendo o viendo una película en la comodidad de su cama que estar en esos sitios llenos de gente. Ni siquiera recordaba como había terminado en ese local bebiendo piña colada sin alcohol, porque definitivamente Jin no toleraba ni un vaso de cerveza.

—¡Jinnie! —escuchó como su castaño amigo le grita demasiado cerca de su perturbado oído. Frunció el ceño y miró a un sonriente Jaehwan.

—¡¿Qué mierda quieres?! —le gritó de regreso, pero precisamente por la alta música.

—¡No te enojes, Jinnie! ¡Relájate un poco y tomate esto! —.le extendió un vaso del cual su contenido era demasiado colorido para su gusto.

—¡¿Qué es eso?! —miró con desconfianza a su amigo y al inocente vaso.

—¡¿No lo ves?! ¡Una simple bebida!

SeokJin lo miró molesto y regreso su vista a la enorme pista en donde la gente parecía estar teniendo sexo con ropa y sin ninguna vergüenza. Hizo una mueca con los labios ante tal desagradable imagen. Ken rió al ver la incomodidad de su amigo.

—¡Anda, Jinnie, solo un vaso y dejo de molestarte! —ofreció Jaehwan y sonrió victorioso al ver dudar a SeokJin.

—No lo sé, Jaehwan....

—Solo uno.

Jin suspiro y tomo entre sus dedos el frío cristal colorido, a lo que el castaño a su izquierda sonrió ampliamente y aplaudió emocionado. Era tan fácil convencerlo.

Solo esperaba no arrepentirse después, sino Ken se las vería con él.

Llevo la bebida a sus labios y dio un pequeño trago.

El sabor dulce del durazno y el arándano junto con el ácido de la naranja y piña, hicieron de su paladar un paraíso. Sonrió y dio otro gran trago, maravillado, y es que ni siquiera sabia tanto a alcohol solo un ligero sabor amargo al final, pero sin duda era delicioso. Y lo que era un solo vaso se convirtieron en dos, tres, cuatro y así hasta que perdió la cuenta.

—¡¿Jin te encuentras bien?! —preguntó un preocupado pelirrojo al ver al mayor reír como loco.

¿Cómo era que se llamaba? ¿Junín? No ¿Jokin? Nah, Juani tampoco, era algo así como, Ja... Je... Ji... Jimon... Jimin... ¡Sí! Era Jimin, y rió escandalosamente.

—¡Por supuesto! — gritó Jin con una tonta sonrisa pintada en sus labios, para después fruncir el ceño, lo que preocupo más a Jimin.

—¡¿Sucede algo?! ¡¿Te sientes mal?! ¡¿Quieres vomitar?! —Jimin corrió a su lado y lo tomo de los hombros.

El mayor negó y se arrepintió de haberlo hecho cuando sintió un fuerte mareo atravesarlo.

—Jimin...

—¿Qué  sucede, Jin?

—¿Desde cuándo  tienes un gemelo? —preguntó el rubio mientras lo apuntaba para después reír.

—¿Gemelo...? —murmuró desconcertado Jimin. Después observo el dedo del rubio, el cual se movía ligeramente en círculos y comprendió que SeokJin veía doble. Maldijo a sus amigos—. Jin, vuelvo en un momento, no te muevas de aquí, ¿de acuerdo?

Y sin esperar respuesta caminó hacia el centro donde sus amigos se encontraban bailando.

Jin lo vio marcharse y se encogió de hombros y bebió de su delicioso cóctel, sin embargo ningún líquido dulce llegó a su boca. Miró confundido al cristal vacío. Busco entre la merchedumbre a algún mesero que pudiera atenderlo, al no encontrarlo bufó y se puso de pie. Caminó torpemente entre la sudorosa gente y a mitad del camino sintió nuevamente un fuerte mareo junto con unas enormes ganas de vomitar. Llegó, sin saber cómo,  a los baños y se metió rápidamente a un cubículo, se arrodilló y devolvió todo lo que había consumido durante la noche. Una vez terminando de vomitar, con dificultad, se levantó, jaló de la cadena y salió. Se sentía mejor.

Drunken Night ➸ JinKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora