Soñar no cuesta nada

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Una vez una hormiguita, decidió aventurarse en una travesía por los cables del alumbrado vecinal. Se despidió de sus amigos y le dijo…siempre soñé con ser una hormiga trotamundos. Se posó, en el cable y se deslizó como en un riel, en busca de su tan soñado destino. Cuando desafortunadamente, se topó con un ave y de un picotazo se la comió. Moraleja…Con los tiempos que corren, más vale seguir soñando que ser alimento para extraños. Cristian Abel Davio.

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