"El chico devoto a la irrealidad"
Hablemos de un caso en particular, el caso de Lee Taemin.
De acuerdo, Lee Taemin era el clásico chico distraído de la clase, el que soñaba despierto, y en una hora aburrida, podía mandar su cabeza a la luna para imaginarse a sí mismo explorando lo que podría haber allí de haber sido él quien hubiese creado el universo. El chico era capaz de desvariar tanto cuando quería... y cuando no se le encontraba imaginando tonterías en las horas libres, se le encontraba escribiendo, dibujando, y en veces hasta bailando. Claro, las que salían perjudicadas al final del año no eran sus locas ideas, sino sus notas escolares, que no subían por más que su madre se lo exigiera.
Fue así desde que tenía memoria, cuando la misma mujer que lo regañaba lo inscribió a aquel curso de dibujo a la edad de cinco años, desde entonces sus capacidades creativas y amor por el arte no hicieron sino aumentar. Gran error por parte de mamá.
–Espera aquí –Le dijo aquel día, acababa de llenar su solicitud para ingresar a la escuela media superior, y mami lo había abandonado de nuevo para saludar a una amiga. Bueno, a Taemin no le importaba mucho, ya no era un niño de todos modos.
Se sentó en una banca y sacó un cuaderno para dibujar. Divisó el panorama con una rápida mirada, y encontró un bello árbol de hoja perenne a unos metros de distancia. Esa sería su nueva presa, pronto tendría un retrato de ella.
Comenzó a trazar líneas en el papel, lentamente y con cuidado, sabía que su madre se tardaría, así que no sentía ningún reparo en tomarse su tiempo al igual que ella. Poco a poco el boceto del árbol tomaba una forma cada vez más estilizada, pero a su mente llegó una imagen un poco distinta, frente a él no había ninguna persona, pero él creyó que el árbol era perfecto para agregar a ese alguien que pudiese sentarse bajo su sombra. Fue entonces que comenzó a delinear su rostro, el rostro de aquel que se proyectaba desde su cabeza. Su perfil era muy bello, su nariz casi perfecta, y sus brazos bastante fuertes. Se lo imaginó de tez blanca, y el cabello contrario al suyo, era oscuro, con unos rizos tan finos pero varoniles al mismo tiempo. Lentamente fue terminando el boceto de ese chico, pero al final, dejó los detalles del árbol a un lado, y se centró solamente en él. No podía parar, quería hacerlo cada segundo más apuesto, por alguna extraña razón, que hasta él desconocía. Ya casi terminaba, sólo faltaba detallar sus labios, pero cuando se dispuso a hacerlo, una voz desconocida interrumpió su hermoso trabajo.
–Hola –Taemin alzó el rostro mientras cerraba de golpe su cuaderno. Aquel era un muchacho de amable sonrisa, que al notar su reacción, ladeó el rostro y le miró con curiosidad.
–Hola –Saludó el pequeño de cabello cobrizo.
– ¿Eres el hijo de la señora Lee? –Preguntó al sentarse junto a él.
–Sí, me llamo Taemin.
–Mucho gusto, mi nombre es Jinki, aunque todos me dicen Onew –Ofreció su mano sin detener sus palabras–. Soy el hijo de la señora con la que se detuvo platicando –Sonrió, provocando que Taemin también sonriera al tiempo que estrechaba su mano–. Entraré a tercero el próximo año, tú apenas ingresas, ¿verdad?
–Sí –Dijo el chico.
–Me dijeron que viniera a hablar contigo, para que no te enfadaras.
–Oh, no te preocupes, aquí me estaba entreteniendo... –Murmuró bajando la mirada, algo avergonzado. Onew se inclinó hacia él, observando su libreta de dibujo.
–Con lo que supongo que no debo saber qué es... –Mencionó en un tono bromista y relajado; Taemin comenzó a reír de sí mismo, justo antes de disculparse por su acción anterior.
–Lo siento, sólo es un dibujo, realmente no sé por qué reaccioné así –Arrepentido, le ofreció el cuaderno abierto a Jinki.
–Tal vez porque te asusté... –Dijo, recibiéndolo y llevando su vista hacia él–. ¡WOW! –Lo que encontró dentro lo dejó impresionado. Observó rápidamente al árbol que se hallaba frente a ellos, comparándolo con el trazo, y luego volvió la mirada hasta a él–. ¿De verdad lo dibujaste tú? –Preguntó, asombrado. Taemin asintió–. ¡Se ve tan real! Tienes mucho talento.
–Gracias, iba a clases de dibujo desde que era pequeño, supongo que ha sido mucha práctica.
–Pero quien tiene talento tiene talento –Lo miró Onew –, y tú claramente lo tienes, porque éste dibujo está increíble –Luego volvió su vista hacia el cuaderno. Taemin se sintió halagado, y no pudo evitar responder de manera positiva cuando Jinki le hizo una pregunta con suplicantes ojos–. ¿Puedo ver los demás?
–Claro –Dijo sonriendo.
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FanfictionDe acuerdo, Lee Taemin era el clásico chico distraído de la clase, el que soñaba despierto, y en una hora aburrida, podía mandar su cabeza a la luna para imaginarse a sí mismo explorando lo que podría haber allí de haber sido él quien hubiese creado...