Madre

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Tú nunca te preocupaste lo suficiente por mi, siempre que te lo reclamaba me respondías que era porque soy la más fuerte de mis hermanas, yo me veía más grande, aún cuando no lo era, ni siquiera era la mayor.

Con el tiempo ya me cansé de escuchar siempre lo mismo, "lo siento, no está bien y voy a tratar de cambiarlo".

No era cierto. Nunca lo cambiaste.

Siempre volvíamos a lo mismo, en cada situación que pasábamos como familia, siempre te descargadas en mí, y me decías que era como tu pilar, que yo podía entender más, pero mi pregunta es ¿quién era el mío?. No sé si alguna vez te lo preguntaste o de verdad te convenciste de la idea de que yo no necesitaba descargarme, no necesitaba apoyo emocional, porque en el caso de que lo hiciera, como madre, sería necesario que tú fueras ese apoyo o por lo menos sería una preocupación que no necesitabas. Por eso creo que para tí fue más cómodo seguir con la idea de que podía con lo que estaba pasando, yo entendía, así que, no necesitaba tanta atención.

Pero te equivocaste, te equivocaste tanto.

Fueron tantos años donde estuve tan mal, me sentía tan sola, cuando tu propia madre te deja de lado, no esperas mucho más de las otras personas, así que, te vuelves desconfiada, nunca pude creer 100% en una persona, siempre estaba la duda, de que ¿y si no eran sinceras?, ¿y si  las aburro con tanto drama?. Ya no quería más. Solo lloraba cuando podía, porque hasta eso me costaba hacer, obviamente gracias a ti.
Fue tanto lo que te convenciste a ti misma, que de paso, un tiempo también me convencí yo. Es decir, yo no necesitaba desahogarme, no, yo podía ser la más fuerte, mis hermanas requerían más preocupación. Y con el tiempo el simple hecho de llorar me costaba, había momentos en los que lo único que quería era poder llorar, gritar, descargarme. No podía, así que fue ahí cuando descubrí otra manera, cortarme.

Lo hice durante mucho tiempo, más de un año, casi dos, antes de que te dieras cuenta. Y cuando lo hiciste fue extraño. No esperaba comprensión de tu parte, ni apoyo ni nada, pero aún así me sorprendió que solo te enojaras y que dijeras lo más estúpido que se puede decir en una situación así: "solo quieres llamar la atención". ¡¿Es una puta broma?!. No se habló del tema, solo me preguntaste cuando lo había hecho. ¿Te habrá sorprendido cuando te dije? ¿Te habrás preocupado al saber que en más de un año no te diste cuenta que tu hija se cortaba? Había cortes más profundos que otros, algunos fueron cicatrices que se borraron, muchos otros aún están.

También dejé de hacerlo, porque pensé que ibas a estar más atenta, y te enojarias. Pero no estuviste más atenta. Para mi sorpresa de quién si me tuve que preocupar fue de mi papá, a su extraña forma siento que removió algo en él. Tal vez, no lo sé. Es difícil saber lo que él siente. Un día estábamos almorzando en casa de mi tía, y él solo me dió una caricia en mi brazo y me dijo que no lo hiciera más; o algo así, la verdad ya no lo recuerdo muy bien. Pero el punto es que un gesto tan pequeño puede hacer tanto.
Yo no necesito que estes todo el tiempo encima mio, ni preguntándome como estoy, pero un gesto así o cualquier cosa pequeña puede demostrar tu preocupación por tu hija.

Ojalá algún día lo comprenderás, lo dudo mucho, además de que a esta altura ya es un poco tarde.

Hace poco hubo otra situación de demostrarme tu apoyo. Cuando abandoné la universidad, dejé de salir, solo estaba acostada, pensando y pensando, sin dejar de pensar día y noche. Apenas dormía, sentí que me decepcione a mi misma, además de a mucha otra gente. Empezaron los cuestionamientos, ¿ qué pasa si nunca encuentro mi profesión?, ¿y si empiezo a estudiar otra vez y lo vuelo a dejar?, ¿y si nunca hago nada de mi vida?.
Lo que tú me dijiste cuando te conté que no sabía que estudiar y estaba frustrada por no poder encontrar nada, fue: "Lo siento, no te voy a decir lo que quieres escuchar". Pues, según tú lo que yo quería escuchar era que estaba bien, que podía no hacer nada. Wow! Cada vez me sorprendes más, creeme que esa no me la esperaba. No te puedes ni imaginar lo que sentí en ese momento, hasta recordarlo ahora me da risa, pero no de la buena, no, pues no tiene ni una puta gracia!!!
Yo cagandome la cabeza por no poder dejar de pensar que hacer con mi vida y tú me dices eso. ¿Se ve la ironía o solo soy yo?

La cosa es que volví a lo mismo, un corte por aquí por allá, la misma sensación de ahogo, la misma soledad, todo. Gracias a Dios, tuve a personas que me apoyaron, la madrina de mi hermana fue fundamental, siempre se lo voy a agradecer. Un par de amigos, que estuvieron preocupados por mi. Aún así, pasaron meses, antes de empezar a pensar en mí futuro sin la ansiedad que eso conlleva.

Hace poco, unos días de hecho, siento que ya descubrí lo que quiero hacer. Es algo complicado y van a ser muchos más años de lo que había esperado, pero me emociona la idea. Hay algo que se tiene que entender, aunque tengas apoyo o no lo tengas, que vas a hacer con tu vida depende del 100% de ti. A tu propio ritmo lo vas a descubrir, investiga, prueba. Puedes hacer cursos pequeños que se acerquen a lo que te gusta, para empezar a probar. Hay muchas cosas que puedes hacer. Y lo más importante, no dejes que la ansiedad y la angustia te consuman, una vez que las dejes de lado, ahí recién empezarás a poder realmente ver cuál es tu pasión, que es lo que te llena.

Mi error fue emocionarme al comentarte que ya sabía que haría con mi vida, que creía haberlo descubierto. Cuando se lo comenté a otras personas, se pusieron tan contentas por mí, me felicitaron y me entregaron sus palabras de apoyo. Y tú, ¿qué hiciste? No me miraste dos veces, hiciste un sonido de duda, obvio sin despegar tus ojos del teléfono. Después de eso, me miraste y me preguntaste donde iba a estudiar. Admito que te contesté lo peor posible, pero me dió tanta rabia tu reacción. Te dije de mala forma que no sabía aún, y a lo que me decias te respondía lo mismo: "no sé todavía". Luego empezaste a dar un discurso de al menos 15 minutos, sobre lo insoportable que era, que no se podía conversar conmigo y un montón de cosas más. La cosa es que tú nunca quieres conversar, solo hablas, nunca escuchas y lo sabes o, por lo menos, deberías saberlo cuando todas tus hijas te lo han dicho.

Pensé que como siempre logras, iba a dudar de mi misma y ya no estaría tan emocionada con lo que elegí, que de alguna manera todo lo que me dijiste me afectaría, resulta que sí me afectó, pero no de la misma forma que antes. Aún sigo enfocada en lo que quiero y pienso lograrlo, con o sin tu apoyo.

Es por eso, que te digo que quizás cuando te des cuenta la falta que hiciste en mi vida, ya va a ser demasiado tarde, porque en este momento ya no te necesito y espero no volver a hacerlo.

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