U n o

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Hace unos días traté de ignorar cómo la tristeza y el enojo me infectaban,  intentaba valorar las pocas cosas que me quedaban como si fueran a desaparecer en cualquier momento. Y por último, dejar atrás todo lo que me recordara a ti...

•••

"Las personas suelen ser muy molestas", eso solía pensar. Pero las cosas cambiaron, para ser más específicos mi entorno cambió y como consecuencia, yo también. En realidad no, sigo odiando todo lo que se mueve y respira.

Después de tanto tiempo lidiando con mis repulsivas hormonas de adolescente, las increíbles ganas de que se valla todo al diablo y la predecible separación de mis padres, por fin pude graduarme.

Qué forma más original de comenzar una nueva etapa de mi vida que irme a la ciudad, dónde más del 70% de la población es insoportable por todo el estrés que tienen acumulado. ¿No podrían construir una universidad decente en medio del campo para aquellos que sí disfrutan de lo tranquilo que es el lugar?

Con respecto a mi vida social, no puedo decir mucho. Solo tengo dos grandes amigos, Jay y Caroline. Ellos me apoyaron en momentos de crisis, como por ejemplo el día en que descubrí que los chicos me atraían al igual que las chicas. Mi corazón quinciañero se confundió un poco al ver pasar a un chico atractivo dos años mayor que yo, y así fue desde entonces. Él era el capitán del equipo de basquetbol de nuestra escuela, y como a mí me gustaba el deporte, podía verlo durante las prácticas y los partidos. Ah, y no nos olvidemos de los vestuarios. Los benditos vestuarios. Podía ver cómo se quitaba su camiseta empapada de sudor y contemplar sus marcados abdominales. Por alguna razón me ruborizaba al sentirlo cerca, y mis alertantes latidos tenían mucho que decir.

Jay y Caroline siempre fueron como mis hermanos. Éramos como los tres mosqueteros, todos para uno y uno para todos. Pasábamos tardes enteras imaginando un futuro en dónde los tres tuviéramos nuestra propia vida llena de aventuras. Vivir juntos, que Caroline preparara postres para merendar y que Jay sea nuestro DJ personal cuando organizáramos fiestas; Eran cosas que nos encantaba soñar. Pero todas esas fantasías desaparecieron cuando fui obligado a mudarme por el tema de la universidad. Hubiera sido todo un éxito si sus padres fueran tan afortunados como para poder pagar una. Ahora ellos sólo pueden conseguir un empleo de medio tiempo, mientras ahorran para poder reencontrarnos y cumplir nuestros sueños.

-Cómo los extraño...- al ver que faltaba poco para llegar al campus, le dije al taxista que parara allí mismo.

Al bajar del vehículo, tomé mis cosas, y me encaminé hacia la entrada del enorme parque universitario.

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⏰ Última actualización: Aug 22, 2017 ⏰

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