Por su atención muchas gracias

Marico no joda

- Basta, suéltame- dijo Pilingino tratando de liberarse de las esposas

- Tus intentos son inútiles. 

- Por que haces esto? 

- Me pareciste lindo, y la verdad, esa carita llorona me esta volviendo loco- Al decir estas palabras Kalcifer se saco la ropa y empezó a abofetear a Pilingino.

- Para, eso duele- grito, pero el Kalcetin no le hizo caso. Siguió por un rato hasta que se aburrió.

- Bueno, comencemos con lo divertido- acto seguido se bajo los pantalones

- Marico no joda, realmente no me vas a violar cierto?

- Fuhuhu,  te mereces un castigo por tu mala disciplina —le aflojó el nudo de la corbata, desabrochó los primeros botones metiendo su mano dentro de la camisa de Pilincoño, y jaló de su cuello una correa roja que permanecía cubierta por la tela. Teniendo sus rostros tan cerca, el Dr Kalcio no dudó en besar lo labios del moreno, le haría recordar a quién pertenecía—. Yo soy tu Amo... y te haré recordar para que nunca lo olvides.

 Pilingino se excito. Sus sentidos distorsionaban la situación del momento. Poco le importaba en qué minuto llegó a ese lugar, nada de su alrededor tenía sentido. Los sobresaltos de su cuerpo desvanecían cualquier atisbo de realidad del mundo exterior.  Sus nalgas eran separadas. Tras él, Kalciferb permanecía sin camisa dejando ver su marcado torso  

  —¿Mi pequeño sumiso necesita otro azote para entender?

Pilingino, ya cansado pateo a su violador en los testiculos. Gracias al plot armor las esposas se rompieron.

- A ver marico, ¿Como es eso de que soy tu perra?

- Oye, lo siento. Creo que me propase. 

- Cállate, ahora es mi turno de divertirme- agarro el latigo y empezo a azotar a Kalciman. Su venganza seria exquisita.

                                                                                           ...

Después de su escarmiento, Pilinguevo salio del cuarto. Al día siguiente se encontraron en el pasillo del instituto. 

- Hey, sobre lo de anoche... ¿Podrías olvidarlo? 

- Nunca olvidaría una noche así

- ¿Que?- exclamo Kalcifer sonrojado 

- Tampoco es como si lo hubiera odiado, pero sabes... un día de estos podrías llamarme

- Esta bien