-Hola guapo, ¿Cómo estás?-pregunta ella
-¿Porqué tan callado?-insiste.
-Es su primera vez en uno de éstos y necesito que sea inolvidable para el-respondió un chico moreno que se acercaba y directamente  le agarró un seno a la ^señorita^.
En su cara de ángel negro con los cabellos churcos ligeramente rapado, su corte milimetricamente perfecto se podía observar como una simple mirada hacia la cara de aquella mujer reflejaba asco y deseo en un sólo instante.
Ella bruscamente quita el oscuro brazo de su seno y le dirige una mirada de odio racial que al instante tiene su reacción.
-¿Qué pasa con tigo, perra?-preguntó aquel moreno, mientras con la fuerza que retiraban su brazo volvía para golpear la cara de aquella mujer.
-¿Que rayos te pasa a ti imbécil?-contestó el chico que estaba sentado en la mesa justo en frente de ella.
-¿y que harás tu?-dijo aquel moreno mientras lo levantaba por el cuello desde la silla hasta quedar a más o menos 1.90 metros del suelo.
-Ya bájame Theo sólo trataba de defenderla
-Pues eres un imbécil, porque ella es una asquerosa prostituta y tu eres uno  de los más que pasarán por ella, quizás seas el numero 300 de toda su vida-dijo éste moreno mientras lo bajaba nuevamente al piso.
-quizás sean más de 300 estúpido, pero tu no estás en la lista-contestó ella mientras con su dedo corazón se tocaba el labio inferior donde recibió el golpe.
-pues déjame decirte, señorita-dijo aquel moreno mientras le hacía una mirada despectiva desde su cabello, pasando por sus ojos color miel, su fina y casi perfecta nariz, su rojo vestido de encaje  hasta la punta de sus uñas en sus finos pies, subidos en unos tacones rojos-que si por mi fuera, serías mi perra todos los días, pero yo no necesito pagar por sexo como mi bueno y tímido primo, pero puedo asegurarte que algún día te follaré y haré valer esos 25 dólares que cobras.
Al terminar de hablar, nuevamente le dirigió la misma mirada despectiva de arriba hasta abajo y le dió la espalda.
-Aquí tienes-dijo Theo y estiró la mano.
-¿200?-preguntó Benjamín.
-¿Es muy poco?-refuto Theo.
metió su mano al bolsillo y sacó otro billete.
-Aquí tienes 400 dólares, ¿vengo por ti o llegas a casa?
-Aún no lo sé pero....
-Pues vete al diablo, iré a una discoteca donde hay mujeres que no son prostitutas y de igual manera me ofrecen sexo-dijo mirando de reojo a ella.
Ella nuevamente limpió su labio con el dedo corazón, aunque era ya demasiado evidente por su cara que no trataba de limpiarse.
-Iba a decir que quizás 200 fuera mucho, pero puedo estar bien con los 400, podría buscar así más chicas  por aquí-dijo Benjamín mientras golpeaba con el codo en tono amigable a Theo.
-Putas! Benjamín, son putas-contestó Theo- y creo que ya estás mejorando-añadió en tono jocoso-búscate una mejor que ésta-concluyó.
-Lo haré Theo, Adiós y no le vayas a decir nada a nadie por favor-gritó Benjamín mientras Theo salía caminando de aquel burdel.

En el instante en que Benjamín volteó a ver a aquella chica; ella ya estaba caminando hacia una mesa con más hombres.

-Espera, ¿a dónde vas?-preguntó Benjamín.
-A buscar más clientes niño, tu buscarás otro servicio.
-Es mi impresión o ¿te molestó más lo que le dije a Theo que lo que el te dijo?
-Me da igual imbécil, pero yo no te atenderé hoy.
-¿eso quiere decir que puedo venir mañana entonces?
-Tu puedes venir las veces que quieras, sólo te atiendo si estoy de buen humor y he tenido un día sólo.
-Está bien y ¿como te ha ido hoy?-preguntó- supongo que te debes estar partiendo el culo trabajando, literal-dijo el mientras alejaba la silla de la mesa para sentarse-aquí te estaré esperando.
-Entonces creo que te quedarás mucho tiempo ahí sentado.
Se fue alejando a una mesa repleta por 4 hombres con edades entre 50 y 60 años uno de ellos posó su mano en una nalga y otro se levantó y la besó en la boca, una sensación bastante desagradable pues le faltaban unos dientes y ni que decir de su aliento.
Conteniendo las ganas de vomitar, sonrió para agradarles y tener algo para comer.
-Hola, queremos un servicio especial -dijo el primer hombre
-Siii y muy especial-dijo el segundo mientras los otros dos se soltaban a carcajadas.
Los cuatro hombres se levantaron y rodearon a la mujer, dos por delante y dos por detrás.
-Queremos un servicio de los 4 al mismo tiempo-Comentó el primer hombre.
-Regalenme un segundo mientras busco 3 chicas más.
Se devolvería caminando pero su brazo fue tomado con fuerza
-Queremos un servicio de los 4, pero sólo con tigo-dijo el hombre mientras la halaba con fuerza.
Ella trastabilla y cae de rodillas frente a uno de ellos.
-Sería un muy buen inicio-Comenta el hombre de unos 57 años, que la gran mayoría de sus dientes parecen la punta de un carbón-No se diga más.
Con su mano derecha toma la cabeza de Ella y con con su mano izquierda baja el cierre de su viejo y descolorido pantalón color cafe y ella alcanza a notar el color negro de su ropa interior. El asco se apoderó de ella al salir un hediondo olor a orina y pudo sentir como su estómago se revolvía hasta casi hacerla vomitar.
-Ustedes deberían hacer lo mismo-les aconsejó el viejo a sus 3 compañeros, los cuales sin dudarlo comenzaron el mismo trajín.
Los 4 hombres se acercan por delante a Ella y bajan sus cierres y toman su miembro y comienzan a estimularlo; Ella casi con lágrimas en los ojos toma uno con cada mano y también los empieza a estimular, mientras los otros que no tomó, con sus propias manos acarician por encima de su vestido sus redondos senos.
Sin manera de negarse a lo que ya había comenzado acerca un miembro a su boca y le echa un suspiro con su nariz que al dueño de éste le produce una cara de satisfacción sin haberlo tocado siquiera con la punta de sus labios; comienza a estimularlo de manera más rápida y siente como poco a poco se va tornando de un color más oscuro y de una contextura más rígida, abre su boca, cierra sus ojos e intenta imaginar que es otra persona, que vive otra vida y no debe vender su cuerpo para poderse alimentar. Nuevamente abre los ojos y con lágrimas cayendo de su boca lo escupe para opacar de manera precaria el olor putrefacto del mismo.

LIDIANDO CON MI OTRO YO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora