Tras coger las maletas, fuimos entrando en la pequeña mansión que tenía preparada Justin para los días que íbamos a estar. Vi a Justin entrar y cogí el bolso y alguna cosa más para entrar junto a él. Al entrar inmediatamente me enamoré.
– No sabía que tenías tan buen gusto para la decoración - bromeé y vi como Justin me miró mal. – Ni yo que eras tan graciosa - contraatacó y reí. – Estoy muy cansada - me dejé caer en el sofá - y tengo hambre - añadí acariciando mi estómago. – voy a preparar algo - me miró pícaro - si quieres vete a ver las habitaciones - me señaló. Entré por un pequeño pasillo y fui hacia las habitaciones. Entré en una de ellas y sin pensarlo me quedé en ella.
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Dejando las maletas a un lado, fui a ver el exterior y una gran piscina asomaba. – Dios mío - susurré para mí misma - esto es precioso. – Bueno creo que no más que tú, pero habría que discutirlo - escuché decir a Justin y me guiñó un ojo. – Tengo que contarte varias cosas sobre mí antes que nada - dije mientras entraba nuevamente a la habitación. - pero primero quiero que ordenemos todo. – Ven aquí - me señaló Justin para que fuese hasta él - si quieres hablar tenemos todo el tiempo del mundo - besó mi frente y justo seguido me estrechó entre sus brazos.
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– Venga, vamos al salón - y seguido me cogió en brazos. – Justin, suéltame! - exclamé riendo a la vez que me enganchaba más a él para no caerme. – que quieres que prepare para comer? - le pregunté a Justin mientras cogía ropa para cambiarme. – no - negó mientras se acercaba a mí - tú no vas a hacer nada, y menos teniendo la mano así - volvió a tocarla y me quejé por el agarre. – bueno, voy a darme un baño - dije mientras me acercaba más a él - no tardo mucho - le dí un beso en la mejilla y me fui al baño. Entré y tras ver la enorme bañera que asomaba, me desvestí con más rapidez. Vertí algunas sales de baño para aromatizar el ambiente y seguido me metí dentro. Tras pasar un buen rato y estar más relajada, salí. Me puse una camiseta de Justin que cogí de su maleta y calcé unos calcetines largos. Me sequé el pelo con la toalla aún dejándolo un poco mojado en las puntas. Empecé a bajar las escaleras y un olor apetecible reinaba todo el salón.
– Huele de maravilla - me lamí los labios de gusto. – y sabe aún mejor - me lamí los labios del gusto y me acerqué a poner unas copas en la mesa. – Te apetece vino?- pregunté de una manera intentando parecer seductora. – Me apetece lo que quieras - soltó y sentí como mis mejillas empezaban a arder por la vergüenza de ese momento – por cierto, esa es mi camiseta? - preguntó mientras servía la comida. – Sí , espero que no te moleste - me encogí de hombros y me senté en la mesa. – Todo lo contrario, póntelas más a menudo. - me miró pícaro a la vez que me miraba de arriba abajo. – No me mires así, me pones nerviosa - Dije mientras metía un bocado de comida en mi boca. – ¿Ah si? Con que te pongo nerviosa - se acercó con la silla un poco hacia mi lado. – Sí - sonreí tímida y seguí comiendo. – Está bien - dijo y agarró su copa de vino - quiero hacer un brindis - levantó la copa e imité su gesto. – Quiero hacer un brindis por el nuevo comienzo juntos, por nosotros y por lo condenadamente sexy que eres con o sin esa camiseta - me sonrió mientras chocamos las copas y dejó un casto y suave beso en mis labios. Tras terminar de comer y de recoger todo, nos sentamos en el gran sillón del salón mientras que me dejé caer en sus brazos. – Sabes nunca pensé en estar en este tipo de situaciones y menos aún vivirlas contigo - dije mientras apoyaba mi cabeza en su pecho. – Me alegro de haberme encontrado contigo - entrelazó sus dedos con los míos - y te doy las gracias por haber venido a verme cuando estaba mal por jazzy y eso - dejó un suave beso en mis nudillos y me acurruqué más contra él. – gracias a ti por acompañarme en estos días y por despejarme de todo lo que está pasando - le miré y mordí mi labio inferior sin darme cuenta, como cada vez que me ponía nerviosa. – Ahora vendría la parte en la que te pido que te cases conmigo - sonríe divertido mientras acaricia mi brazo haciéndome cosquillas. – Y luego la parte en la que yo te beso, ¿no? - miro de nuevo hacia él y se agacha dejando un beso en mis labios. En instantes pasó de ser un simple beso en un apasionado choque de lenguas salvaje. Sentí como bajaba las manos hasta mi culo agarrándolo con fuerza mientras yo agarraba su cara. Me coloqué encima de él mientras nos besábamos y sentí como se separó. – Para - dijo mientras se separaba y recobraba la respiración. - no sigas porque luego no vamos a poder parar - dijo mientras me miraba agitado. – ¿Quién ha dicho que quiera parar? -le digo mientras le miro. Se abalanzó nuevamente sobre mí y me fue dejando caer en el sofá mientras él estaba encima. De mi boca, pasó a dejar besos por mi cuello sintiendo como un calor dentro de mí comenzaba a aparecer y me revolví en el sofá. Subió un poco la camiseta acariciando mis caderas y agarrando mi culo, pasó a darme besos por el estómago, mientras yo agarraba su pelo. – No vamos a hacer nada - dijo mientras paraba de repente y me quedé seria - pero quiero que te relajes y me dejes hacer una cosa, ¿de acuerdo? - se acercó a mi cara y volvió a besarme con fuerza. Mientras no acababa de entender del todo, sentí como bajaba nuevamente por mi estómago hasta llegar a mis bragas. Enseguida me puse nerviosa pero decidí relajarme y disfrutar como era debido.
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Volvió a besarme apasionadamente y sentí una de sus manos bajar mis bragas hasta finalmente quitarlas por completo. Expuesta totalmente, empezó a tocarme y una oleada de placer recorrió todo mi cuerpo. Sentí uno de sus dedos acariciar mi clítoris y me removí por la extraña sensación. Mientras frotaba, empezó a succionar la piel de mi cuello mientras que con la otra mano, acariciaba uno de mis pezones haciéndome sentir como si tocara el cielo.
– Vas a disfrutar como nadie - susurró en mi oído y sentí como me mojaba completamente. Metió uno de mis dedos dentro de mí y le besé por la extraña, pero placentera sensación que estaba teniendo, cuando por sorpresa metió un segundo dedo. Los introducía lentamente para así acostumbrarme a la sensación y empezó a besar mis muslos, inconscientemente lo que hice fue cerrar las piernas por vergüenza, pero él las volvió a abrir mirándome fijamente y volviendo a besar mis partes íntimas. De repente sentí como empezó a lamer mi clítoris y ahí fue cuando perdí la cabeza por completo. Lo agarré del pelo tirando suavemente mientras que con la otra mano apretaba los cojines del sofá. Sentí como lamía mi coño de arriba abajo y a la vez introdujo sus dedos. – Justin, joder - gemí cuando empezó a ir más rápido. – Eso es nena - dijo mientras me comía como al dulce más delicioso nunca probado. – Justin - gemí en voz alta cuando sentí que estaba a punto de llegar – Por .. favor - le dije mientras aceleraba su velocidad. – Eso es nena - empujaba sus dedos dentro de mí una y otra vez - córrete para mí - dijo en mis labios y exploté por completo. – Dios mío - susurré mientras las gotas de sudor caían por mi frente. – Tu primer orgasmo conmigo – me besó nuevamente.
