Se abren los ojos.
Un techo blanco, demasiado blanco para el gusto, dan ganas de pintarlo. Pero no de colores, sino negro: de manera que quedara completamente negro. No hay una explicación o razón, solo la necesidad de dejarlo bien negro, sin que se pueda ver un solo milímetro, o aún menos, nanoómetro, en blanco.
Se mira a la derecha, nada.
Se mira a la izquierda: un cartel. Pero no se le hace caso.
En ese momento se da cuanta de que se está tumbado en una cama. Si, en ese justo momento, cuando se nota el peso de las sábanas encima del cuerpo. Aquí es cuando la mente empieza a funcionar. ¿Qué hago aquí? ¿Dónde estoy? ¿Por qué estoy tumbado? ¿Cómo no me había dado cuenta antes? ¿Cuánto tiempo llevo durmiendo? Así que, mientras se ignora el trabajo que la mente está haciendo, el cuerpo se levanta poco a poco. Se miran bien todos los detalles de la habitación, que por cierto, es enfermizamente blanca, tanto la cama como las cortinas, las paredes, el suelo y una pequeña televisión que tiene hasta la pantalla en blanco. La habitación daña la vista.
Por inercia, el cuerpo se levanta. Cuando los pies tocan el suelo, un escalofrío recorre todo el cuerpo, llegando a sitios que no se sabía que podían sentir. Una vez levantado, el cuerpo empieza a moverse poco a poco mientras los ojos inspeccionan toda la habitación con más detalle que antes. Con cada paso un escalofrío vuelve a recorrer todo el cuerpo. Éste no parece acostumbrarse a la temperatura del suelo de la habitación.
No hay nada en los cajones o armarios, la única puerta que hay está cerrada. La angustia empieza a crecer en el interior. ¿Qué está pasando? Rápidamente se va hacia el cartel que desde un principio se había intentado ignorar: "Tabula rasa", en latín "tabla rasa". En este momento, ya no se sabe qué hacer, así que, con falta de aire, el cuerpo, solo, decide ir hacia las cortinas. Al correrlas, aparece un armario, blanco también. A causa de esto, las ganas de vomitar no pueden evitarse
"El blanco no había resultado nunca tan enfermizo"
No se sabe cómo, pero al abrir el armario, se ve otra habitación, pero esta está completamente negra y destrozada.
No sabiendo cómo, ya se está dentro de esta segunda habitación.
Está llena de garabatos por las paredes, techo y suelo.
Espanto es lo único que se tiene al verse a uno mismo tirado en el suelo de la habitación, sin respiración. Poco a poco empieza a faltar el aire y el pánico empieza a crecer en el interior. ¿Por qué estoy aquí? ¿Soy yo o no soy yo quien está aquí tirado? Rápidamente , seguramente por inercia e instinto, se sale de ahí, se cierra el armario y se corren las cortinas. Hiperventilando, se va otra vez hacia el cartel que al principio se había intentado ignorar. Leyéndolo repetidas veces, al fin, la mente acaba dando una respuesta al blanco enfermizo de la habitación.
En este momento, se escucha un pequeño ruido y se ve un rotulador que llega a los pies, que continúan sin acostumbrarse al frío suelo.
La mano lo coge y, después de destaparlo, empieza a moverlo por toda la pared, haciendo formas con una harmonía perfecta entre ellas, de manera que sin una, nada cobrara sentido.
Por impulso y deseo de no quedarse en el blanco enfermizo, pero sin caer en el negro oscuro.
Por el puro impulso y deseo de no volver a cometer los antiguos errores.
∵ ∵∵∵∵∵∵∵∵∵∵∵∵∵∵∵∵∵
Esta historia corta la hice para un trabajo de clase y me encantó, así que quería compartirla.
Espero que os guste, y que entendáis el significado que tiene.
ESTÁS LEYENDO
∴A∴P∴P∴E∴T∴E∴N∴C∴E∴
Historia CortaAlgunas de las grandes preguntas que nos hemos hecho a lo largo de la vida es: ¿qué somos en realidad? ¿por qué actuamos cómo actuamos?