-¿Estás feliz?- Habló Laura, mi madre.
-Es la quinta vez que te hospitalizan.- Suspiró mientras me veía. -Hablé con tu padre...- Mis ojos se abrieron como platos- Consiguió que un doctor con muy buena reputación te atienda, y quizás, te haga recapacitar...- Dijo mientras doblaba la esquina- Tendrás que irte a vivir a su casa...- Finalizó aparcando el auto afuera de casa. Salí lo más rápido del auto.
Lucía, la pareja de mi madre abrió la puerta pero al ver mi expresión en el rostro inmediatamente frunció el ceño.
-¿Qué pasó?- preguntó extrañada. Subí rápidamente las escaleras.
-Le hablé acerca de lo que decidimos esta mañana...-Escuché a mamá decirle a Lucía. Cerré fuertemente la puerta de mi habitación.
Abrí mi closet y de ahí saque dos maletas, metí toda mi ropa y zapatos.
Dejé una muda de ropa afuera para después cambiarme. Me desvestí y me miré al espejo...
Mi cuerpo era "puro hueso" según los doctores, yo simplemente me veía gorda.
Mi "trastorno" comenzó hace 6 meses...
Desde ahí simplemente se volvió un hábito no comer y hacer ejercicio.
Dos horas más tarde mamá me llamó, era hora de irme a casa de mi padre. Hasta parecía todo un complot para deshacerse de mí.
Laura y Lucía me llevaron al aeropuerto de Cincinnati. Apenas eran las 3:25 de la tarde cuando anunciaron el vuelo con destino a Los Angeles, con destino a casa de mi padre.
-Cuídate mucho ______- Habló Lucía "tristemente", solo una hipócrita más.
-Por favor, cuando regreses te quiero ver como hace 6 meses lucías... con esos hermosos cachetes....-Mamá soltó unas lágrimas.
-Está bien...-Rodé los ojos, ni de chiste volvería a comer.
Abordé el avión, el tiempo estimado era de 4 horas con 20 minutos a lo mucho, así que decidí dormir.
Una aeromoza me despertó, una vez abajo, el tibio clima de Los Angeles me golpeó el rostro.
Caminé en busca de mis maletas, una vez encontradas caminé hacia la salida, dónde se encontraban algunas personas con carteles y nombres en ellos.
Caminé hacia las dos mujeres que sostenían el cartel con mi nombre ______ Picon.
-_____, hermosa cómo.... ¿estás?- Diana, mi madrastra borró su sonrisa al verme.
-Bien Diana, ¿Cómo estás Chloe?- Me giré a ver a mi hermanastra quien al igual que Diana, se encontraba sorprendida.
-Bien...- De inmediato puso una sonrisa en su rostro y me abrazó.
-Bueno chicas, tenemos que irmos- Diana habló.
El camino no fue tan largo, llegamos a la casa de mi padre, Chloe me ayudó a bajar mis maletas.
-Tu padre no llegará hoy pero quiere que sepas que está ansioso de verte...- me sonrió una vez dentro de la casa. -Chloe ¿Le puedes enseñar su habitación a ______? - La rubia sonrió.
Chloe me ayudó a acomodar mis cosas en mi habitación, y tendió la cama por mi.
-Si necesitas algo, estaré en la habitación de en frente... debes de estar cansada ¿cierto?- Me sonrió levemente.
-Así es Chloe... voy a descansar.- Me metí a la cama sin intenciones de ponerme la pijama.
-Bien no te molesto más, descansa...-Susurró mientras apagaba la luz y cerraba la puerta.
