Pumpkin Tale [Especial Halloween - KaiSoo]

Primera Parte

Es medianoche, la luna se ha posado arriba en el cielo alumbrando el lugar con su luz celestial. El grupo de amigos, que ha decidido armar una fogata cerca de su campamento, coge un sitio en donde colocarse para abrigarse del frío. Los sonidos de la naturaleza son sus únicos acompañantes, el ruido río junto a la fogata, el rugido del viento sobre los árboles y el crujir de la leña por el fuego. Es un escenario perfecto, en un tiempo ideal para proceder con lo que habían planeado.

—¿Jisung va a tardar? —le pregunta Mark a su inseparable amigo, Haechan. —Creí que solo había ido a mear.

Haechan se mete un malvavisco a la boca antes de responder. —Sí, seguramente ya viene.

—¿Falta alguien más? —interroga Jaemin, quien ha comenzado a contarlos con su dedo índice. —¿Lee Jeno?

—¡Voy! —responde el nombrado apresurando su paso para comenzar.

—¿Debería ir por Jisung? —se ofrece Chenle.

Pero Jaemin le pide que se quede en su sitio con un gesto. —Déjalo, ya vendrá.

Cada uno escoge un buen sitio para ponerse cómodo antes de comenzar con los relatos de medianoche. El elegido a contar es RenJun, quien desde muy temprano les había dicho que tenía muchas ganas de compartir con ellos la leyenda del monstruo de las pieles que aterrorizó por un buen tiempo a los aldeanos de un pueblo chino y posteriormente al pueblo en donde se encontraban ellos en estos momentos.

—Okay RenJun, comienza —le pide Jaemin, ansioso por conocer aquella leyenda.

—¿Están todos listos? —pregunta el muchacho, obteniendo una respuesta afirmativa de cinco cabezas que están muy atentos a él. —Muy bien, hace muchos, muchos años, en este mismo lugar vivía un hombre llamado Chen…

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En la pequeña aldea todos conocían a Chen, no por ser muy sociable, sino por todo lo contrario. Todos se conocían entre todos y todos sabían que ese sujeto era extraño, incluso ni siquiera sabían su nombre, la gente comenzó a llamarlo "Chen" por el gran misterio que era toda su persona, salía de su vivienda una vez cada cinco días en busca de agua y después no lo volvían a ver.

Al ser una aldea de no más de 100 personas, que alguien desaparezca era de por sí muy extraño, pero lo fue más aún cuando en el primer día de nevada empezaron a desaparecer uno cada semana. Los magos de la ciudad intentaron buscar una pista, encontrar una solución o algo que diera con la persona que se estaba robando a sus aldeanos, pero nada pudieron encontrar y tan así fue, que al principio del renacer de las flores, la aldea contaba con solo veinticinco personas... Veinticinco personas y Chen.

La poca gente que quedaba comenzó a sospechar de Chen y de la mala vibra que daba. Un día todos juntos decidieron irrumpir en su vivienda y más allá del asombro y el miedo, asco fue lo que sintieron cuando vieron lo que allí dentro había, una gran pila de estacas con las pieles de todos los aldeanos desaparecidos clavadas en ellas. Todos corrieron despavoridos hacia la salida, más no todos lograron salir, porque aquello que conocían como Chen, una persona de no más de un metro ochenta, era ahora una gran bestia negra y devoró a todos los que pudo.

Los pocos aldeanos que lograron escapar corrieron y se subieron a sus caballos, cabalgaron toda la noche hasta llegar al castillo del Rey y después de algunas desapariciones y varios intentos de convencerlo de la existencia de Chen, la ciudad levantó una muralla al rededor por protección, evitando así que Chen se llevara a más personas.

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—Eish eso suena tan falso —se quejaba Haechan con una mueca de desprecio. —Debí imaginarlo, tu cuento no daría nada de miedo.